viernes, 2 de julio de 2010

Diarios cómplices de la esclavitud sexual

La Policía española desmanteló ayer en Madrid siete prostíbulos ilegales. El origen de la investigación es un grupo de proxenetas "que anunciaban los servicios de «jovencitas asiáticas» con gran asiduidad en periódicos de gran tirada, así como en diferentes sitios de internet".
Quisiera uno saber qué tiene Pedro J. Ramírez que decir sobre todo esto. ¿Aún le parece ultraderechista pensar que mientras existan anuncios de contactos en la prensa se contribuye a la normalización de la explotación sexual? Si, como ha escrito, "eso no es un problema de las empresas periodísticas sino del Ministerio del Interior, que es el encargado de perseguir esos delitos" ¿deberían Ramírez y los ejecutivos de El Mundo pasar por comisaría en este caso? ¿O ser llamados a declarar como imputados? No sería tan malo. Así podrían conocer mejor a sus egregios clientes y sus negocios y enfrentar preguntas tipo "¿Considera a su diario cómplice de los proxenetas que mantenían a esas mujeres en situación de esclavitud?" Quizá podrían mirar a la cara a esas mujeres basureadas que anuncia su diario.

Todo eso curte mucho.

Pedro J. Ramírez es sólo un ejemplo, el más cínico y caradura: sólo El Mundo ha dedicado un editorial y una Carta del Director –dos páginas dos en domingo, Día del Señor– a defender esos anuncios.

Al menos va de cara. Quizá son peores el resto de los directivos de los medios que aceptan anuncios de prostitución: silban y miran al techo, con el ocasional apoyo de algún poeta delicado y una Defensora del Lector bien dispuesta a justificar lo que haga falta. ¿No podrían ser esos señores y señoras igualmente llamados a comisaría o imputados, pues no ignoran que muchos de esos anuncios ocultan a traficantes y explotadores de personas? Para empezar, es muy fácil averigüar en qué diario madrileño aparecen estos clasificados, que corresponden a la mafia desarticulada ayer:

A ver si el juez se anima. Mientras el Ejecutivo se limita a hacer mohínes de disgusto y a dar consejitos contra esa publicidad, el Judicial podría interrogar a quienes se lucran con la publicidad de esos negocios mafiosos. Para no dejar ningún cabo suelto, no vaya a ser.

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1 comentario:

José María dijo...

Si no me equivoco, La Razón tenía (¿sigue teniendo?) anuncios de este tipo. Al mismo tiempo, lleva encartado L'Osservatore Romano en lengua castellana.