El Mundo sale hoy con esta portada/tapa:
Pujol es Jordi Pujol, Presidente del gobierno de la Generalitat de Catalunya entre 1980 y 2003. Mas es Artur Mas, el sucesor político de quel, actual Presidente (desde 2010) y candidato de nuevo en las elecciones del próximo 25 de noviembre. En su programa, el partido de Mas propone celebrar un referéndum para preguntar a los catalanes si quieren seguir formando parte de España o constituirse en estado independiente. Otros cuatro partidos llevan también esa propuesta. Las encuestas prevén que esos partidos obtengan el 80% de los votos y que el de Pujol y Mas quede cerca de la mayoría absoluta en el Parlament de Catalunya.
Bien. Comprenderán que esa perspectiva tenga atacados de los nervios a los tabloides nacionalistas españoles. Desde hace unos días viene
ABC titulando su portada/tapa con mentiras flagrantes sobre Mas. Hoy se sumó
El Mundo.
El titular y todo lo que cuelga de él fue
sumariamente desmentido por la realidad. Era tan sencillo comprobarlo…
Es la misma táctica de siempre.
Hicieron exactamente lo mismo con otro dirigente catalán que les parecía "peligroso" (via
SP*).
La situación recuerda al magnate de la prensa William R. Hearst y la guerra hispano-norteamericana en Cuba en abril y mayo de 1898. Hearst deseaba la guerra para favorecer las ventas de sus diarios y otros intereses económicos a los que estaba asociado. Ante su insistencia, su corresponsal en la isla, Frederic Remington, le telegrafió: "There will be no war" (no habrá guerra). Hearst replicó, veloz:
—"You furnish the pictures and I'll furnish the war" ("Usted ponga las fotos que yo pondré la guerra").
La ocasión para Hearst llegó el 15 de abril de 1898. Una explosión hundió al crucero norteamericano "Maine" en el puerto de La Habana. Para el día 17, los periodistas de Hearst armaron una portada en que acusaban a los españoles de haber volado el barco. Sin prueba alguna. También ofrecía una improbable recompensa de 50.000 dólares a quien descubriera al causante de la explosión y se cuidó de que el resto de los titulares apuntaran en una sola dirección:
Sus diarios ya venían calentando el ambiente desde antes. El día anterior por la tarde, la portada/tapa era esta:
Y siguieron después:
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"El espíritu de la guerra atraviesa los pechos de todos los americanos" |
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"Guerra. Llamado al deber" |
Usted dirá: oiga, lo de
El Mundo es un informe de la Policía Española. Ya. Es un informe "a nivel [sic] de borrador", como explica el propio diario. El equivalente a las "impresiones" del Capitán Sigsbee sobre el hundimiento del "Maine". Ya veremos si un "borrador" sujeta un titular de esa magnitud, como explica
uno de los blogueros del mismo diario, que advierte: "los periódicos no deben mentir, ni siquiera entre comillas".
Lo peor de todo es que, hasta hoy, ni uno de los "borradores" de esa unidad de la Policía se ha sustanciado en nada ni ha motivado acción judicial alguna. Llega una hora en que a una fuente podrida no hay que creerle más. Pero quiá. A
El Mundo eso le importa entre nada y nada cuando está en juego la unidad de la patria o
la piscina ilegal del chalé del director.
Solo ver la primera firma que encabeza la información del tabloide ya sabe uno –y cualquiera con sentido común– que lo que sigue estará entre la mentira y la fábula. Es el mismo periodista que se encargó de defender la piscina de su director.
Es improbable que el diario ofrezca recompensa a aquellos que le proporcionen "pruebas" de la corrupción de Mas y Pujol. No es necesario: si hay que pagar por una "información",
El Mundo afloja y paga. No sería la primera vez. En cambio, es probable que vendan más diarios estos días y que hayan llenado las radios y las televisiones de comentarios acerca de su portada.
Venderán papel. Pero de periodismo… nada de nada. De nuevo: ya se ha encargado
de desmentirlo todo el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya: no hay nada de nada. Es lo que tiene hacer de Hearst en el siglo XXI. De Hearst de pacotilla.
La inquietud que deja esa portada es si la redacción no se rebelará, aunque sea un poco. O eso o que soporten mañana otro traje de papel a su profesionalidad.
[Al final, España acabó perdiendo la guerra de Cuba, no sé si lo sabía.]