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lunes, 29 de diciembre de 2014

Cualquier persona con una red social no es un periodista

Cualquier persona en una red social puede ser una especie de editor. Y podríamos pensar que la tecnología hará que ya no sea necesario el periodismo profesional y, en mi opinión, eso se vuelve inadecuado para los roles que lo necesitan. Por un lado, están los maestros de la tergiversación, y estas personas me resultan muy irritantes, pero, si observamos la habilidad de abogar, por ejemplo en un tribunal, presentar la posición de un grupo de forma intensa, no es una tarea sencilla. Bueno, ahí están esos periodistas que pueden hacerlo bien; llegar a la esencia de la posición particular de un grupo y representarlo sólidamente. Por otro lado, veo a los periodistas de investigación como opuestos, pasan mucho tiempo intentando comprender las trayectorias complejas de sistemas corruptos. No es posible lograr fácilmente y de forma colaborativa el entendimiento de una conspiración compleja o de los intrincados vínculos de corrupción entre diferentes grupos. Para lograrlo, se necesita un experto que pueda entender y penetrar la complejidad y la clandestinidad, y si no contamos con estas organizaciones expertas en echar luz sobre una oscuridad tan poderosa, pueden continuar operando como lo deseen. Pueden ser de la brigada anticorrupción de la policía o pueden ser de organizaciones no gubernamentales que se especializan en develar corrupción política, financiera y geopolítica. Pero, sin importar en qué tipo de estructura estén inmersos, el resultado final es periodismo de investigación, y luego la publicación y la divulgación al público.
Es la respuesta de Julian Assange a una de las preguntas sobre el futuro del periodismo de Jorge Fontevecchia y se publicó en el periódico Perfil del pasado 14 de diciembre, con un pésimo título (perdón JF). Vale la pena leerla entera, pero como es muy larga y en contra de la economía del link, me atrevo a seleccionar estas otras preguntas y respuestas. La que más me gusta es la última (perdón de nuevo JF por no poner tus preguntas en negrita):
—Volviendo al tema del periodismo. Hay profesiones que fueron desapareciendo porque las necesidades que satisfacían dejaron de existir o las satisficieron mejor otros. Por ejemplo, los doctores reemplazaron a los chamanes, los psicólogos reemplazaron a ciertas autoridades religiosas, etcétera. El periodismo profesional y los medios de comunicación de amplio alcance han existido por no más de cuatro siglos, en paralelo con la llegada de la democracia y el sistema de división de poderes en los Estados. ¿Cree que la nueva tecnología y/o las nuevas formas de gobierno eliminarán las necesidades que hoy satisface el periodismo? ¿O esa necesidad será satisfecha por otros medios?
—Como ya dije, hay tres papeles del periodismo: está el de representar a un grupo y hablar por él; el de estudiar las complejidades del poder, lo cual requiere experiencia, porque el poder desarrolla experiencia en evitar que la gente lo comprenda; y hay en realidad otro papel, que es el de ir a esos lugares difíciles de llegar e informar rápidamente. Y éstos son los corresponsales de guerra, por ejemplo, donde no se están estudiando las complejidades del poder, pero es físicamente imposible informar rápidamente. 
—Pero usted era escéptico acerca del futuro del periodismo.
—Soy escéptico acerca del futuro del periodismo como lo conocemos actualmente, y soy algo optimista en otros aspectos. Creo que está cambiando en cierta forma, lo cual es bastante vibrante y sano, produciendo y aumentando la diversidad, al mismo tiempo que está reduciendo el nivel de experiencia, desafortunadamente. Pero vemos nuevas organizaciones que se especializan en estudiar de manera nihilista distintos tipos de poderes. El gran auge de internet era hacer que la industria editorial fuera económica y provocar la separación entre distribuidores y editores. Por eso, AT&T es una distribuidora, pero no una editorial. Con el paso del tiempo, se ha dado una integración vertical, donde los distribuidores se fusionan con los editores y, como resultado, reducen el poder de negociación de la gente que quiere informar al público. Y lo que está pasando con Google es un ejemplo de eso; se está convirtiendo en un distribuidor, en términos de acapararse de los sistemas de cable de fibra óptica; y en un editor, ya que intenta ahondar cada vez más en el negocio de ser un productor de contenido también. Y esa integración vertical y economía de escala reduce la capacidad de la gente de obtener la información que la audiencia quiere oír. 
—Pero hoy, mientras la mayoría de la juventud lee sobre política en internet, prácticamente todos los productores de contenido periodístico pierden dinero en internet. ¿Cómo se imagina que el mercado alcanzará un equilibrio en el que esos contenidos periodísticos de alto nivel de producción generen suficiente dinero como para continuar pagándoles a los periodistas de una manera competitiva? 
—La mayoría de las veces, el periodismo ha sido corrupto, si se fija en muchos de los negocios de los periódicos. Por ejemplo, consideremos News Corporation, Murdoch. Murdoch es australiano, por ende, conozco bastante su historia. El medio dominante de Murdoch en Australia se llama The Australian. Es un periódico que se distribuye en toda Australia. Hasta que se mudó a los Estados Unidos, News Corporation estaba registrada financieramente en Australia. Y por tanto, el marco regulatorio australiano era bastante importante, y The Australian no generó ganancias en los últimos treinta años. News Corporation intentó esconderlo al no revelar la pérdida de ganancias de The Australian como un registro por separado. Debido a que los medios son poderosos, se los puede usar para promover otros intereses, y así la mayoría de las organizaciones de medios de comunicación se juntan con otras industrias, y las organizaciones de medios de comunicación se usan para cambiar las bases normativas para esas otras industrias, o para golpear a los competidores, o para detenerlos, de una u otra manera. Y eso genera un entorno que respalda subsidios cruzados donde la industria que puede beneficiarse del periodismo corrupto subsidia al periodismo. El problema con eso es que se lo oculta. Si miramos hacia atrás, en realidad, la mayoría de los grupos periodísticos, antes de intentar parecer neutrales o estar atados a las publicidades, fueron publicados por un sindicato o un partido político, o por una organización religiosa. Tenemos el aparato de televisión estatal, o la Voice of America, entre otros. Y no creo que eso sea tan malo. En cierta forma, creo que puede ser mejor, porque el interés es más evidente. Y creo que lo que sucedió con Russia Today y Press TV es muy beneficioso. Durante hace mucho tiempo, hemos bromeado con que Russia Today es WikiLeaks Today por su amplia cobertura de nuestro material y de los esfuerzos actuales de los Estados Unidos para llevar a juicio a WikiLeaks como organización. Eso no está cubierto adecuadamente por la prensa occidental angloparlante. Aunque es vital, aunque allí es donde sucede la acción, aquí en Londres, porque estoy en Londres, en los Estados Unidos, porque allí es donde está la investigación, debería ser de gran interés para la gente de esos países. Y lo es; aunque cubrirlo parece ser demasiado difícil para los grandes grupos de prensa de esos países.
—A nosotros, los periodistas pre internet, nos gusta pensar que la información y el conocimiento son cosas diferentes, que la información sola no puede producir entendimiento y que el aporte del periodista es el de crear sentido. Cuando usted define las tres partes del periodismo, ¿qué papel le asigna al crear sentido en el futuro? 
—Esa será siempre la parte más importante. 
 —Pero también los poetas y los artistas crean sentido, y lo vienen haciendo desde antes de la existencia del periodismo. 
—Por el momento, en los países anglosajones, son generalmente los comediantes los que crean sentido, porque el poder puede presionar a algunos periodistas. Y los comediantes tienen una excusa para romper con esto, porque ellos pueden decir “fue sólo una broma”. En los periódicos es generalmente el caricaturista quien tiene realmente permitido meterse en la esencia del tema.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La pedrojotización de Javier Moreno

El director de El País escribió ayer un largo artículo dando razón de la edición y publicación de los cables de embajadas de los EEUU filtrados por Wikileaks y de su trascendencia. Vale la pena leerlo. A uno le parece muy valioso el trabajo enorme que ha hecho ese diario al editar y poner en contexto esos despachos diplomáticos.

Por eso mismo esperaba uno mucho más de la explicación del director. Algo más que ese mero ejercicio de pedrojotismo: el arranque autorreferencial –el burro delante para que no se espante, dicen los castizos–; el peliculerismo con el que explica el papel de su diario en la cosa; el exceso de adjetivos y expresiones alatristes ("gigantescas cuadernas", "Pakistán se ahoga en la corrupción", "tamaño chantaje moral", etc.) que salpican tantas de sus aseveraciones…

Tras ese pedrojotismo formal, anecdótico, se aprecia realmente la magnitud de la metamorfosis.

En primer lugar, en el ejercicio de memoria selectiva que hace y que JMG* documenta aquí con detalle. Léalo.

En segundo lugar, da por sentado que la política exterior norteamericana se funda sobre esos cables, presentados siempre como la última y definitiva palabra sobre los hechos que narran. Esa actitud quita valor a los despachos porque les hace decir más de lo que realmente cuentan. Y confunde a la gente.

Es terrible la intolerancia hacia los argumentos contrarios o reticentes a la filtración, a su publicación o a considerarla decisiva o crucial. Los recoge en dos pinceladas –señal de desprecio–; pone todos esos argumentos, groseros o elaborados, a la misma altura; despacha a quienes los defienden con un juicio sumario: les llama cínicos, perezosos, malintencionados, comprados.

La misma falta de mesura y buen pensar se advierte cuando mezcla la tarea diplomática con la tortura o toma el comportamiento criminal de algunos individuos por la política oficial del país que les emplea, pongo por caso. Su diario mostró mejor juicio cuando trató de los GAL y el Gobierno español, contrariamente a lo que hacía y hace El Mundo.

Por último, es pedrojotista la rigurosa severidad inquisitorial con la que juzga y condena a todos los políticos como mentirosos e incompetentes con un rigor que ya hubiera querido Cromwell para sí. ¿Se le ha ocurrido pensar, por ejemplo, que la alternativa a la ISAF en Afganistán era peor? ¿Un narcoestado islamista, por ejemplo? No defiendo la guerra ni su contrario, no se quede mirando al dedo. Defiendo el rigor intelectual a la hora de hacer periodismo, que arranca por considerar a los otros tan inteligentes y buenas personas como a uno mismo.

Supongo que el director de El País, por su trayectoria profesional, no ha descubierto ahora el verdadero carácter de esas "elites políticas" y no escribe movido por el furor del converso. ¿Esa mendacidad e incompetencia se aplica al presidente del Gobierno español o al primer ministro griego, Yorgos Papandreu, por ejemplo? ¿Por qué no les preguntó con esa energía en las entrevistas (ZP1, ZP2, YP) que ha sostenido con ellos?

Deseo que El País siga haciendo mucho periodismo con los cables de WikiLeaks. Para eso ¿no sería mejor dejar de perder el tiempo en excusarse con pirotecnia verbal, vestir su trabajo como una superproducción de Cecil B De Mille o defenderlo con actitud de beata? Pues a partir de ahora necesitarán mucha energía para mostrarse coherentes, consistentes. Por eso espero con ansia la próxima entrevista de Javier Moreno al presidente del Gobierno español –calculo que ya se la habrá pedido y que estará al caer. Tiene cartas para jugarle a la grande y a la chica.

Veremos entonces si es mordedor o ladrador.

martes, 14 de diciembre de 2010

WikiLeaks y la pérdida del coraje en Occidente

Brillantísimo JV*, que, en tiempos de WikiLeaks, recomienda leer de nuevo el discurso de Solzhenitsin en Harvard de 1978. Acá les dejo el párrafo:
La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes pero no tienen suficiente influencia en la vida pública. Burócratas, políticos e intelectuales muestran esta depresión, esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus declaraciones y más aún en sus autojustificaciones tendientes a demostrar cuán realista, razonable, inteligente y hasta moralmente justificable resulta fundamentar políticas de Estado sobre la debilidad y la cobardía. Y este declive de la valentía es acentuado irónicamente por las explosiones ocasionales de cólera e inflexibilidad de parte de los mismos funcionarios cuando tienen que tratar con gobiernos débiles, con países que carecen de respaldo, o con corrientes desacreditadas, claramente incapaces de ofrecer resistencia alguna. Pero quedan mudos y paralizados cuando tienen que vérselas con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras, con agresores y con terroristas internacionales.
¿Habrá que señalar que, desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin?
Para el discurso entero, clic.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Filtraciones, una explicación de El País

Ustedes sabrán perdonar que no llame cablegate a las filtraciones de los documentos secretos de la diplomacia norteamericana.

Hay que pasarle como cinco veces el filtro del autobombo. Y tapar con un piadoso pitido la voz de Vicente Jiménez en el minuto 2.58, cuando dice que el trabajo "ha requerido en primer lugar de mucha generosidad de todos nosotros...".

Después de filtrarlo y de reafirmar que los periodistas no somos la noticia y por tanto no andamos dando explicaciones ni hablamos de nosotros mismos, tengo que decir también que me gustó.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Reportaje documental sobre Assange y Wikileaks



Maravilloso Con la filtración como arma, reportaje documental, you name it, sobre Wikileaks. Sus autores han tenido enorme acceso a Julian Assange y sus colegas. Otra joya de la SVT, la tele pública sueca. Lo echan hoy a las ocho por su segundo canal. Pero si no sabe sueco o no tiene ese canal en su antena, lo puede ver aquí en inglés. Lo descubrí en e-CoMuNiCanDo, el blog de PM*.

Los revolucionarios no somos gente normal en Paper Papers 17/6/10

jueves, 9 de diciembre de 2010

Por lo menos nos queda el periodismo

No sé si Luiz Inácio Lula da Silva es un oportunista. Lo que sé es que Lula ha hecho lo que hay que hacer porque tiene el par que no tienen sus colegas y ya está. Aquí la noticia en El País de Madrid.

Meter preso a Julian Assange por una violación (paradójicamente es por una filtración) es como apresar a Bill Clinton por sus relaciones impropias con una pasante en el Salón Oval de la Casa Blanca. Lo curioso es que la que está enojada con Assange es Hillary Clinton, la misma que no mostró ni una mueca cuando el proceso a su maridito. Deberían ser valientes y meter preso al fundador de WikiLeaks por sacarles la careta, por decir verdades y ejercer la libertad de expresión para defender las democracias de los cínicos que están terminando con ellas. A ver qué pasa.

¿Alguien se cree que iban a apresar a Assange por violación si no hubiera filtrado los cables de la diplomacia norteamericana?

Se comprueba, una vez más, que la Justicia (el poder judicial, digo) está al servicio del poder político. Y no solo en la Argentina, también -lo tengo comprobado- en otros países sudamericanos y sabemos que es así en las tiranías despóticas de Asia o África. Pero ahora resulta que ocurre en los Estados Unidos, en Suecia, en España y en los lugares donde los cínicos mandan, que parece que son todos desde Alejandro Magno a nuestros días.

Por lo menos nos queda el periodismo, el de la sangre y el fuego (a ese par me refería). Y los bits, que no hay modo de parar con átomos de hierro, como quiere el poder, siempre atrasado.

martes, 7 de diciembre de 2010

El día que Twitter dejó de ser un 'medio de comunicación'

RA* me pasa el clip editado con parte de su pregunta a LIG*, gerente de internacionalización de Twitter. La gerente aclara que no están censurando el hashtag WikiLeaks en los Trending Topics sino que no figura porque "no es asunto de actualidad". Luego insistieron en este tuit.

La gerente, en su presentación institucional, se había referido siempre a Twitter como "medio de comunicación":

Medio de comunicación no more, Twitter. Quizá "media entity", como ahora se dice.

ACTUALIZACIÓN: Se ve que TT prioriza la novedad sobre la popularidad. Son muy dueños. Pero igualmente: medio de comunicación no more. En el bien entendido de que llamándose "medio de comunicación" quieren asociarse a The New York Times, Reuters, The Economist o la BBC. Porque, estrictamente son un medio de comunicación. Tanto como el boletín con las notas de tus hijos que te manda la escuela cada trimestre. ACTUALIZACIÓN II: Una explicación sobre Trending Topics en español, aquí.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Análisis sobre las filtraciones de WikiLeaks

Les paso, ordenados por fecha de publicación, los análisis más interesantes en castellano sobre las filtraciones de cables confidenciales de la diplomacia norteamericana.

Un golpe sobre la mesa... del periodismo, de Roberto Guareschi en Perfil de hoy.

Revelaciones, de Eliseo Verón en Perfil de hoy.

El gran deschave, en función mundial, de Pablo Sirvén en La Nación de hoy.

Wikileaks: el consenso equivocado, de Moisés Naím en El País de ayer.

Wikileaks, una pregunta y una constatación, de Eliana Rozas, en El Mercurio de ayer.

Diez tesis sobre WikiLeaks, de José Luis Orihuela en eCuaderno, ayer.

De Osama Bin Laden a Julian Assange, de Ricardo Trotti en El Universal de ayer.

La tontería del fin de la diplomacia, de Íñigo Sáenz de Ugarte en Guerra Eterna, ayer.

Quién le teme a Wikileaks, de Manuel Castells en La Vanguardia del 30/11/10.

Wikileaks enmienda al periodismo, de Juan Varela en Estrella Digital el 29/11/10

ACTUALIZACIÓN 6/12/10: 8 falacias para defender a WikiLeaks, de Julián Villanueva el 6/12/10

En la prensa oficialista sudamericana solo encuentro enojos por las filtraciones (es curioso, pero ninguno cuestiona la verdad de lo que se dice en ellos). Les molesta que se hayan publicado o suponen que hay una segunda y hasta tercera intención al hacerlo: señal de que les duele.

Gracias a todos los que enlazan artículos interesantes en twitter.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Vale saber que mienten


Una nota en la página 2 de El Territorio dio lugar es este post. Y el post a la columna que publica hoy El Universo de Guayaquil. Un lector enojado me recuerda que ese material es robado. Y aunque no sé si la ha entendido yo le contesto que es como la ley del off the record. Si un funcionario o un político me dice off the record lo contrario de lo que me acaba de declarar oficialmente ¿qué es lo que vale? ¿la mentira oficial o la verdad robada? Yo no tengo dudas: Vale, sobre todo, saber que mienten.

Va el artículo con un pequeño agregado:

Julian Assange es Lisbeth Salander

Cuando Mario Vargas Llosa terminó de leer la trilogía Millenium de Stieg Larsson escribió que Lisbeth Salander, la anti heroína de la saga, una hacker esmirriada, híper tatuada, llena de piercing, es una persona real que debe existir en algún lugar del planeta. Una persona capaz de vengarse de empresarios inescrupulosos o de sus propios asesinos armada solo con una computadora.

Ahora pareciera que Lisbeth Salander es hombre, nació en Australia y se llama Julian Assange, el creador de WikiLeaks que ha revolucionado el mundo al dar a conocer cientos de miles de informes de la Secretaría de Estado norteamericana. Esos informes secretos no son más que los memos confidenciales que se intercambian entre las embajadas de los Estados Unidos en todo el mundo y la Secretaria de Estado (su ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo ahora de Hillary Clinton). Contienen lo que todos sabíamos o por lo menos sospechábamos.

El trabajo de los diplomáticos desde la época de Metternich consiste en representar e informar (representing and reporting dicen los norteamericanos). Conversan en comidas, en cócteles, en reuniones, cuando juegan al golf o al bridge. Platican en bares y restaurantes, en palcos y oficinas, en actos solemnes y casuales. Charlan con presidentes, gobernadores, generales y ministros, también con otros embajadores… y todos saben que después de estas conversaciones, tertulias y charlas mandan informes más o menos jugosos a sus ministerios que servirán para establecer las políticas entre los países. Tanto lo saben que cuando charlan, platican y conversan lo hacen pensando en los memos ajenos. Algunas veces tratan de temas tan importantes como evitar o provocar una guerra y otras tan banales como una foto con Barak Obama a cambio de convencer a Evo Morales para que deje tranquila a la Exxon en Bolivia. Nada nuevo. Bueno: lo nuevo es que estas cosas no se decían en los diarios porque era imposible saberlo, por lo menos hasta que apareció Assange y la información sensible se filtró desde los sótanos de la Secretaría de Estado a los supermercados de la comunicación. Convengamos que era mucho más fácil mantener los secretos cuando todo eso eran papeles archivados. Pero ahora viene la pregunta:

¿Debe guardar secretos el poder?

La transparencia de los actos de gobierno es una de las bases del sistema republicano. El poder necesita del secreto cuando basa su estrategia en la mentira. Y usa la información para acrecentar su poder como los periodistas la usamos para controlar el poder del gobierno. Así funcionan los sistemas republicanos y democráticos y por eso en las dictaduras no hay periodistas ni periódicos. Y por eso cuando el poder tiene algo que esconder, persigue a los periodistas y a la prensa independiente.

Lo que ha hecho Julian Assange con WikiLeaks no es más que dar a conocer lo que hacen los políticos cuando hablan entre ellos y no cuando hablan para nosotros. Y eso es lo que tratamos de hacer los periodistas todo el tiempo: conocer las verdaderas intenciones de los que nos gobiernan, o de los que nos quieren gobernar, para limitar su poder. Porque no son secretos de estado: son secretos de poder y para mantener poder, funcionales muchas veces a la corrupción, la extorsión y los negocios turbios. Son un fraude al pueblo que los vota y paga sus impuestos.

Pero la novedad no es saberlo, es comprobarlo.

Por eso hay que aclarar a los preocupados por estas filtraciones que los Estados Unidos son un país relativamente ingenuo y puritano y que no andan averiguando mucho más de lo que quieren saber las madres sobre las compañías de sus hijos. Quizá a alguien le preocupe que los gringos quieran saber dónde estamos, a qué hora volvemos y con quién salimos. Yo creo que no es nada del otro mundo: el problema de nuestro doble discurso no es que lo sepan o no lo sepan los gringos o que se anuncie por la CNN. El problema, queridos gobernantes, es que ustedes digan una cosa y hagan otra. El problema no es que se sepa, es que es verdad.

No hay que echarle ahora la culpa a los diplomáticos norteamericanos de los desaguisados que hacemos en nuestras salidas nocturnas con los enemigos de nuestros amigos. La culpa no es de los que averiguan la verdad sino de los que no quieren que se sepa, como tampoco es culpa de los periodistas la corrupción que descubren en los gobernantes.

Bienvenido Julian Assange, al que ahora perseguirán como a Lisbeth Salander todos los servicios de inteligencia del mundo para proteger sus secretos y su negocio. Bienvenido WikiLeaks cuando descubre los crímenes de guerra de los Estados Unidos y cuando desbarata el doble discurso de los gobernantes. Bienvenidos todos a un mundo más transparente. Bienvenidas las tecnologías de libertad. Pero de verdad.


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Las fotos que ilustran este post son de Erich Salomon, quien retrató esos momentos en que embajadores y ministros cambian figuritas. En la de arriba captó el instante en que el ministro francés Aristide Briand lo descubre mimetizado entre entre los invitados a una recepción. En la conversación de abajo también aparece Briand a la derecha. Salomon sabía entrar a las recepciones como uno más, vestido de gala, y conseguía las fotos de las conversaciones en las que se cocinaba el futuro de Europa entre las dos guerras mundiales. Murió asesinado junto con su mujer y su hijo en Auschwitz en 1944.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Lisbeth Salander es Julian Assange

Les paso el texto de Roberto Maack, en la página 2 de El Territorio de hoy. Ya dijo alguna vez Mario Vargas Llosa que Lisbeth Salander debe vivir.
El Zorro era un gran espadachín pero sus aventuras se terminaron cuando se masificaron las armas de fuego. Entonces aparecieron Batman y Superman, héroes que no solamente esquivaban las balas sino que además podían volar y mirar más allá con sus superpoderes. Lo último que ha aparecido es una heroína, con ningún atributo de los anteriores; una joven esmirriada, bajita, llena de tatuajes y de piercings, cuya principal arma es una computadora. Lisbeth Salander es la protagonista principal de la saga Millenium, creación del escritor sueco, Stieg Larsson. Son tres novelas, que juntas suman unas 2100 páginas. A Lisbeth le pasa de todo, todo el tiempo y siempre resuelve los líos en que se mete con su computadora y, en casos necesarios, recurre a sus amigos, los exclusivos integrantes de la Hacker Republic. Lisbeth es una hacker.

El escándalo que desató la difusión de documentos reservados del Gobierno de Estados Unidos, país potencia mundial y punta en tecnología, podría ser tranquilamente un capítulo de la novela de Larsson por su espectacularidad. Con la diferencia de que esto es real y sus consecuencias inimaginables. Al revelar los documentos secretos, el sitio WikiLeaks pegó en el corazón de la superpotencia; minó la confianza y credibilidad de su política para con el mundo. El efecto a mediano y largo plazo probablemente sea sólo comparable con el ataque a las Torres Gemelas. De aquello el país del Norte salió fortalecido y con licencia para matar. De esto, es difícil de saber. Lo seguro es que no podrá mirar a la cara a ninguno de los líderes del mundo a quienes tratan con desprecio en sus informes.

Las revelaciones de un sitio web que toda la “inteligencia” de la superpotencia mundial no puede parar, sacude el mundo. WikiLeaks casualmente tiene su servidor principal en Suecia, donde nació Lisbeth.

viernes, 9 de abril de 2010

Watergate, Wikileaks: alguien que me explique

¿Cuál es la diferencia entre Garganta Profunda/ The Washington Post y el Pentágono y WikiLeaks? La periodismofobia.

Los periodismófobos –los resentidos con el periodismo y los periodistas, los hooligans 3.0– aprovechan el caso para castigar, despreciar y ridiculizar al periodismo. Preguntan con socarronería: Por-Qué-No-Le-Han-Dado-el vídeo-A-Reuters,-a-AP-o-al-NYT-y-Se-Lo-Ofrecieron-a-WikiLeaks-Que-Son-Unos-Desconocidos-Jé-Jé-Jú-Jú. Qué cansancio.

[El vídeo, Collateral Murder, muestra como un helicóptero militar norteamericano mata fríamente a una docena de personas, entre ellas un fotógrafo y un conductor de Reuters. Se tomó en Irak en 2007. Reuters pidió oficialmente esa información para aclarar el caso. El Pentágono se la negó alegando que los soldados actuaron de acuerdo con las normas de combate vigentes].

Para empezar, WikiLeaks no es de ayer –quizá sus palmeros sí y por eso se caen ahora del guindo. Ese sitio publica revelaciones sensacionales desde 2006. Un montón –las más jugosas– tienen que ver con el Pentágono. Qué casualidad. Ya ven: sólo hace falta sumar dos y dos para darse cuenta de Por-Qué-No-Le-Han-Dado-El-Vídeo-A-Reuters, etc. ¿Qué creen, que WikiLeaks no hace periodismo, que no tiene fuentes, que no se ensucia las manos (¡Puaj! dice el periodismófobo desde su atmósfera estéril), que no edita (Collateral Murder viene bastante editado)?

¿Creen que filtraron el vídeo a Wikileaks porque son todos aficionados a la Sam Adams o porque comparten servidor o porque son fieles de la Iglesia del Paraíso Digital Ciudadano o del lobby Acabemos Con las Mediaciones? Anda ya.

Wikileaks está en plena campaña de recaudación de fondos. La exposición pública que han ganado les vendrá muy bien. Una exposición que no conseguirían con lo que publican ordinariamente, que no es nada del otro mundo: unos correos electrónicos de Sarah Palin, papeleo de la Cienciología, la declaración de renta de Wesley Snipes (¿de quién?)…

También han publicado las normas de combate y unos cuantos inventarios del ejército norteamericano en Irak. Vaya.

Ni los inventarios ni las rules of engagement de los Marines (en plata: el manual para abatir al enemigo) son nada criminal.

Tampoco son nada que me guste. Pero la cuestión no es si la guerra o los ejércitos son justos, injustos o mediopensionistas. La cuestión es ¿a quién ayuda publicar todo eso? A los marines seguro que no. Quizá a la cuenta corriente de Julian Assange, fundador de WikiLeaks. Perdonen mi mala leche, pero me gustaría ver por el ojo de la cerradura cómo Assange explica a los padres de los soldados en Irak que la democracia, la libertad, etc. mejoran cuando se pone en riesgo la vida de sus hijos. ¿Son esos chicos culpables del oscurantismo del Pentágono y de la guerra injusta en Irak? ¿Quien paga la valentía de WikiLeaks?

Los periodistas, ya ven, siempre con la manía de preguntar.

En fin. No nos desesperemos. Algunos ha que han aprovechado el puenteo a los medios tradicionales en este caso para reflexionar, aprender y proponer:
“Es bueno que exista un canal de confianza y que pueda ser difícilmente manipulado para publicar información fiable. Pero hay una diferencia entre lo que legalmente puedes hacer, lo que técnicamente puedes hacer y lo que debes hacer”.
Este aserto es de Lawrence Lessig, profe de Derecho de Harvard a quien tópicamente describiríamos como progresista –ustedes perdonen–, entrevistado por Mother Jones, revista muy poco sospechosa.

El trabajo de WikiLeaks –tantas veces excelente– ¿no debería ayudarnos a eliminar esta obsesión tan periodística de mirarnos el ombligo? Sí, es difícil, ya sé, ya sé. Watergate hizo creer a tres generaciones de periodistas que los héroes éramos nosotros, los mensajeros. Que no teníamos límites ni freno.

Aprendimos la lección equivocada.

Vean. El año pasado murió W. Mark Felt, la Garganta Profunda de Watergate. Felt era entonces el número 2 del FBI. Ahí es nada. Su identidad sólo la conocía Woodward, y sólo él, hasta que el propio Felt se descubrió unos meses antes de su muerte. Felt se tomaba su trabajo de policía muy en serio. Woodward, Bernstein, Sussman, Simons y Bradlee se toman muy en serio el suyo como periodistas. Por eso confiaban unos en otros, porque todos se sabían servidores públicos, es decir, del pueblo. Esa es la lección de Watergate.

Así ocurre hoy ¿verdad? ¿O no?

Y un mensaje para los hooligans 3.0: ¡Tontorrones! Habéis hecho más noticia, más blogs y más tuits con WikiLeaks que con la muerte del fotógrafo y del conductor de Reuters, que estaban allí para… informar a los ciudadanos de atrocidades como la que les costó la vida. ¡Qué contraste su sacrificio con vuestra superficialidad, vuestro resentimiento y vuestro elitismo!

Más información: Who Whatches WikiLeaks?, de Chris McGreal en The Guardian.

Actualización del 10 de abril: Entrevista en El País a Daniel Schmitt, portavoz de WikiLeaks:
"Recibimos muchas filtraciones del Ejército de EE UU"

miércoles, 7 de abril de 2010

Niego la mayor

Pensar que hoy más ciudadanos, con mayor libertad, pueden ejercer de gatekeepers y watchdogs es razonable. ¡Pero es que viene ocurriendo desde siempre! Pensar que los periodistas –hasta ahora casi los únicos que lo hacían o podían/debían hacerlo– están tan contaminados que son inhábiles para ejercer esa tarea no es más que resentimiento oportunista. Otra demostración de hooliganismo 3.0.

¿Por qué Gillmor saca esta conclusión gratis, sin más razonamiento, y no concluye, por ejemplo, que sonó la flauta por casualidad? Que es lo que suelen decir los que adoran a Wikileaks para menospreciar Watergate. Puro talibanismo digital y periodismofobia.

El propio Gillmor podría explicar en qué quedó Bayosphere, su proyecto de periodismo 3.0 en la Bahía de San Francisco. Wikipedia –supongo que es fuente aceptable en este contexto– ha borrado la página donde se hablaba de ello. Alega: The article itself points to the lack of importance of the subject matter. It appears non notable. Es lo que tiene pontificar tanto: consejos vendo y para mí no tengo.

Muy bien Wikileaks. Y los medios que amplificaron esa denuncia dándole valor y fuerza, también. Muy bien ese periodismo.

sábado, 14 de marzo de 2009

¿Podríamos aprender a pensar de nuevo?

¿Es impensable?

En un extraordinario texto Clay Shirky, profesor de telecomunicaciones en NYU, plantea para los diarios el escenario negro de una redefinición caótica.
Journalism has always been subsidized. Sometimes it’s been Wal-Mart and the kid with the bike. Sometimes it’s been Richard Mellon Scaife. Increasingly, it’s you and me, donating our time. The list of models that are obviously working today, like Consumer Reports and NPR, like ProPublica and WikiLeaks, can’t be expanded to cover any general case, but then nothing is going to cover the general case. When we shift our attention from "save newspapers" to "save society", the imperative changes from "preserve the current institutions" to "do whatever works". And what works today isn’t the same as what used to work. (...) 
Society doesn’t need newspapers. What we need is journalism. For a century, the imperatives to strengthen journalism and to strengthen newspapers have been so tightly wound as to be indistinguishable. That’s been a fine accident to have, but when that accident stops, as it is stopping before our eyes, we’re going to need lots of other ways to strengthen journalism instead. (...) 
For the next few decades, journalism will be made up of overlapping special cases. Many of these models will rely on amateurs as researchers and writers. Many of these models will rely on sponsorship or grants or endowments instead of revenues. Many of these models will rely on excitable 14 year olds distributing the results. Many of these models will fail. No one experiment is going to replace what we are now losing with the demise of news on paper, but over time, the collection of new experiments that do work might give us the reporting we need.
¿Podremos?

(via Rosental Calmon Alves)