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jueves, 27 de abril de 2023

Volver al pasado

(clic para ampliar y leer tranquilamente)

Con el permiso presunto del medio y del autor, les paso esta nota que aparecen hoy en Clarín de Buenos Aires (las negritas y bastardillas son del original): 


Periodismo digital: el fin de una era y la consigna de "volver al futuro" 

El cierre de Buzzfeed News en los Estados Unidos sacudió al universo de los medios gráficos de comunicación. Cómo pasó de valer 1.500 millones a 100 millones de dólares. El fin de las redes sociales como distribuidoras de información. 

Por Gonzalo Abascal 

Jonah Peretti
Jonah Peretti, fundador de BuzzFeed
Tal vez usted no conozca la web Buzzfeed, pero seguro recuerda el desafío viral “de qué color es este vestido” (670.000 usuarios en la nota a poco de publicarse el 26 de febrero de 2015), o el video de una sandía que explotaba enlazada con gomas elásticas (retransmitido por 800.000 personas en una semana), o alguno de los videos de mascotas que viralizó en casi 20 años, en los que fue definida como el nuevo paradigma en la información digital.

Los datos ayudan a dimensionarla.

. El 1 de noviembre de 2006 Jonah Peretti funda Buzzfeed en Nueva York.

. En enero de 2011, y apalancado en el éxito de la empresa, crea la división de noticias Buzzfeed News (dos años antes The New York Times, en crisis, había recurrido a un préstamo de US$ 250 millones del mexicano Carlos Slim para equilibrar sus finanzas).

. En 2014 Buzzfeed rechaza una oferta de compra de Disney por U$$ 650 millones.

. El Informe de Innovación producido por The New York Times la menciona 23 veces como modelo a seguir. En una metáfora del anticipado cambio de liderazgo, el informe se filtra y es publicado primero en Buzzfeed.

. En febrero de 2016 es elegida la empresa más innovadora de los EE.UU. Según sus mediciones, ese mes sus contenidos recibieron 5.000 millones de visitas en el mundo.

. Se expande a Inglaterra, Alemania, y México.

. El 24 de junio de 2021 sale a la Bolsa de Nueva York y su valuación alcanza los 1.500 millones de dólares.

. En el mismo mes gana un premio Pulitzer por su investigación sobre la detención en China de miles de musulmanes.

Bien.

Buzzfeed News cerró el pasado jueves 13, las acciones de la compañía cotizan por debajo de 1 dólar, y su valuación ronda los 100 millones, 15 veces menos que hace dos años.

La noticia conmovió al sistema de medios porque indica el fin de una época.

Vox, otra estrella del periodismo digital, achica su producción; y Vice, la tercera, pena en la búsqueda de un comprador que la rescate de años de pérdidas económicas.

Lo dijo el periodista Ben Smith, ex editor de Buzzfeed y luego columnista de medios del The New York Times: “Es el fin de una era en los medios de comunicación”.

La novedad impactará en la calidad de la información y en el futuro de la política y la economía. No de casualidad el crecimiento de Buzzfeed coincidió con el optimismo de Obama presidente, y su crisis se inició con Trump en el poder.

¿Cuál es la era que llega a su fin?

La del matrimonio entre los medios y las redes sociales como canales de distribución de sus contenidos. La viralidad escondía una trampa: los lectores desconocían las marcas y la mayor recaudación publicitaria era absorbida por las tecnológicas.

Lo detalla la periodista Hillary Frei en la revista Slate: “Buzzfeed parecía conocer los secretos de Internet: encontrar a la gente donde estaba. En aquellos años eso significaba Facebook (...) . Los medios hicieron promesas excesivas basados en los caprichos de Mark Zuckerberg (...) Hay una razón por la que The New York Times prospera y otros sitios siguen existiendo. Tienen un legado, marcas que la gente busca y lectores fieles (...) El juego ha cambiado por completo. Los viejos trucos de tráfico ya no funcionan: lo que funciona es hacer un buen trabajo para un lector que pagará. Siempre fue así en el periodismo. La década de 2010 fue un desvío, no el nuevo camino a seguir”.

La explicación la completa un informe del Laboratorio de medios Nieman de la universidad de Harvard: “Cuando el Pew Research Center encuestó a los estadounidenses sobre las organizaciones de noticias en las que confiaban, BuzzFeed terminó en último lugar, en el puesto 36 de 36. Fue la única organización de noticias en la que se desconfiaba más de lo que se confiaba en todos los sectores políticos, desde los más liberales a los más conservadores”.

Rafat Ali, fundador y director de la empresa de medios digitales Skift, lo definió: “La era de los medios desechables ya está aquí. Cuando construyes tu negocio sobre una tendencia -en este caso, el tráfico sostenido en las redes sociales- y esa tendencia llega a su fin, también lo hace tu negocio”.

Hoy The New York Times supera los 10 millones de suscriptores y sus ingresos por suscripciones digitales aumentaron en 2022 casi un 12% anual, de 342 a 382 millones de dólares, según el sitio inglés especializado Press Gazette.

Pero más importante aún, consolidó su marca como una referencia mundial. La que busca cada uno de sus lectores.

Ben Smith lo llama “volver al futuro”, que es encontrar el futuro en las raíces.

Para el periodismo es la mejor noticia.


Y para que la vuelta al pasado sea completa, les paso el link del Nieman Lab con la entrada del 28 de abril de 2015 que Joseph Lichterman titula Here’s how BuzzFeed is thinking about its international growth.

viernes, 1 de febrero de 2019

Un fuerte de malvaviscos sobre canicas


Comparto dos notas sobre los despidos en BuzzFeed y Huffington Post, una del 26 de enero en Slate (Jeremy Littau) y otra de ayer en The New York Times (Farhad Manjoo).

Le copio la del NYT (mi propia versión en castellano) antes de que levanten el muro de pago. En inglés se titula Why the Latest Layoffs Are Devastating to Democracy.

Los despidos en BuzzFeed anuncian un futuro amargo para los medios digitales

Trabajar en los medios digitales es como intentar construir un fuerte con malvaviscos, sobre cimientos de canicas en un país gobernado por robots hostiles, caprichosos y tiránicos. He trabajado en este sector casi veinte años y, aun en las mejores épocas, mi experiencia ha estado marcada por la aprensión y el ajetreo, el tipo de carrera que nadie les recomendaría a sus hijos porque sin duda hay mejores opciones, menos volátiles y más duraderas —como la minería de bitcoin, tal vez—.

Así que sería fácil caer en la tentación de no darle gran importancia a la reciente avalancha de despidos en los medios y calificarlos de desafortunados pero sin mayor trascendencia. BuzzFeed despidió la semana pasada a doscientos empleados, entre ellos decenas de periodistas. Alrededor de ochocientas personas perderán su empleo en la división de medios de la empresa de teléfonos Verizon, propietaria de Yahoo, HuffPost, TechCrunch y muchas otras “marcas de contenidos”. Por su parte, Gannett, el otrora poderoso imperio de periódicos propietario de USA Today y cientos de otros más pequeños, despedirá a cuatrocientas personas.

Lo cierto es que sería un error catalogar estos recortes como la turbulencia normal del mar agitado de los medios digitales. Más bien, son una señal de que se avecina un fenómeno devastador.

Quizá los problemas de cada empresa se deban a razones muy distintas, pero si el baño de sangre se analiza desde una perspectiva de conjunto, los síntomas apuntan a la misma patología subyacente en el mercado: la incapacidad del sector de publicidad digital de darles espacio significativo a otras empresas además de los grandes monopolios.

En medio de una época de prosperidad económica en que se registran niveles históricos de interés en las noticias por todo el mundo, los recortes de la semana pasada anuncian un destino amargo inminente que se aproxima en cámara lenta y dará pie a una emergencia democrática cuyo fin no se vislumbra.

Consideremos lo siguiente: nos encontramos en el centro de una persistente guerra global de información. Pasamos la vida en tecnologías que siembran desconfianza y falsedad, que dejan poco espacio a los matices y complicaciones, que nos dividen en grupos ignorantes y quejumbrosos. Es una era que debería ser perfecta para los periodistas y su profesión que, a pesar de los frecuentes errores, es el mejor antídoto conocido contra el sofocante diluvio de rumores y deshonestidad.

Por cierto tiempo pareció que podríamos hacer justo eso. Durante los últimos cinco años vivimos una temporada de innovaciones atrevidas y optimistas en los medios. Además del aumento en suscripciones por el efecto Trump, los inversionistas en primeras fases y los gigantes del cable y las telecomunicaciones trajeron nuevos recursos. Las grandes marcas, interesadas en atraer a los millenials, comenzaron a invertir un poco en publicidad y luego generosamente, lo que provocó una explosión cámbrica de nuevos sitios noticiosos, nuevos formatos y nuevos modelos de negocio. Por su parte, los consumidores comenzaron a abrir sus carteras para apoyar al periodismo, y así cambiaron la suerte del New York Times.

Muchos miembros de la industria se mantienen optimistas de cara al futuro. Se han redoblado los esfuerzos para lograr suscripciones, hay una gran demanda de podcasts y videos de calidad superior, y están de regreso las empresas de medios más pequeñas y calculadas, como la diminuta pero redituable empresa emergente de Bill Simmons, The Ringer. También hay que considerar las aportaciones de los multimillonarios digitales; La Escuela Superior de Periodismo Craig Newmark; el Washington Post de Jeff Bezos; Atlantic Magazine de Laurene Powell-Jobs y Time de Marc Benioff.

Con todo, basta una mirada rápida a los detalles de los despidos de la semana pasada para desechar cualquier motivo de optimismo.

Los recortes de Gannett representan la aniquilación casi definitiva de los periódicos locales, una institución cuyo papel indispensable para la democracia reconocen incluso los más férreos detractores de los medios convencionales. El cierre de Gannett parece muy próximo; en este momento, la empresa batalla con una adquisición hostil de un fondo muy discreto, cuya única experiencia demostrada es arrebatarles a las publicaciones sus últimas fuentes de ganancias.

En cuanto a los problemas de Verizon, se trata de un gigante que intentó derrotar a Google y Facebook. Cuando Tim Armstrong estaba en la empresa de teléfonos, esta compró Yahoo y otras marcas de medios por considerarlos peones útiles en su guerra estratégica contra los gigantes de internet. Por razones similares, Comcast también ha invertido dinero en empresas emergentes del sector de medios.

Sin embargo, Verizon descubrió rápidamente que Facebook y Google son invencibles. Cuando la nueva administración se hizo cargo el año pasado, comenzó a deshacerse de los medios de noticias para adquirir otros activos capaces de generar dinero con más facilidad.

Los despidos de BuzzFeed son el peor indicador. Quizá nuestra impresión del sitio sea que solo publica listas tontas y encuestas inútiles. Por mi parte, lo considero un innovador experimental incansable: es el sitio que nos dio The Dress y publicó The Dossier, la empresa que le puso el ejemplo al resto de la industria para que reconociera la seriedad y precisión del mundo digital.

Más que nadie en los medios, el fundador de BuzzFeed, Jonah Peretti, le apostó a un esquema de simbiosis con las plataformas tecnológicas. Comprendió que los gigantes tecnológicos seguirían creciendo, pero no consideró esto un defecto, sino que lo aceptó como una de sus características. Tuvo la visión para imaginar que si creaba contenido para sus algoritmos, BuzzFeed podría crecer (y generar dinero) junto con ellos.

Como mínimo, los despidos son una señal del trágico fracaso del razonamiento de Peretti. Google y Facebook no tienen ningún incentivo económico para aceptar esa simbiosis; cualquier cosa que BuzzFeed pueda ofrecerles, también lo pueden hacer las multitudes conectadas en línea dispuestas a crear contenidos sin recibir pago alguno.

Entonces, ¿qué les queda a los medios? Nada.

Son pocas las publicaciones que pueden sobrevivir tan solo con sus suscripciones; todavía menos las que algún multimillonario decide salvar. La industria de los medios digitales necesita encontrar la forma de dar servicio a las masas y al mismo tiempo generar ganancias. Y si ni siquiera BuzzFeed la encontró, me parece que estamos perdidos.

sábado, 2 de mayo de 2015

The New York Times obliga a cerrar la versión .cat de su web

The New York Times ha obligado a Brian Abelson a cerrar la versión .cat del diario. Pero no es lo que cree. No se trata de la edición en lengua catalana de la cosa. En realidad se trata de una parodia donde todas las fotos y vídeos de la web original del diario eran sustituídas por imágenes y clips de gatos. Lo que lee. Fíjese:



Abelson explica a Jim Romenesko que compró la url hace un tiempo y que enseguida se la revocaron, porque el dominio .cat está reservado a páginas en lengua catalana. El pasado miércoles volvió a adquirirlo para seguir con la broma. Se lo revocaron de nuevo el viernes. Además, el departamento legal del diario le remitió este solemne protocolo de parar y abandonar:


Los abogados. Su sentido del humor. Grandes.

Pero usted no sabe o mejor. Ahora nytimes.cat redirige a… Buzzfeed!. La verdad, no sé que es peor. A ver cómo acaba la cosa.

La captura es de las 13.30 del sábado 2 de mayo, hora de Barcelona



Gràcies, IvanLQF