Eso de quemar las naves* es una leyenda que refleja muy bien el espíritu español de aquella época pero muy mal las economías modernas y la libertad en la que vivimos (queremos vivir) los habitantes del planeta y, por supuesto, el periodismo. Hoy gente como Cortés o Andreesen están más cómodos con estrategias al estilo Guantánamo: obligar a la gente por la fuerza a hacer lo que ellos quieren. Una lástima. Ojalá no se enteren los aprendices de déspota que hoy gobiernan algunos países del continente.*Cortés nunca quemó ninguna nave. Las barrenó con la intención de usarlas después o aprovechar su material para la conquista o para armar nuevas naves para volver a Cuba o a la Península.
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