lunes, 20 de septiembre de 2010

¿Cuánto durarán los diarios de papel?

Así se titula este interesante artículo de Roberto Guareschi en Perfil del domingo (aquí en su blog). El ex Jefe de Redacción de Clarín se sube a la silla de los futurólogos como los que mostrábamos ayer, pero no contesta la pregunta (dar respuestas al público debería ser un hábito esencial del periodismo). Y aviso que siempre -ahora también- admiré a don Roberto y su notable inteligencia.

Guareschi confiesa que lo que hace el Grupo Clarín es periodismo para conservar el poder (el diario como paraguas de otros negocios) y pringa hasta a Google en la bolada:
Antes o después de que muera el papel se habrá construído otro periodismo. Grandes grupos económicos, vinculados al periodismo (News Corporation, Grupo Clarín, Rede Globo) o lejanos de él (Google, Telefónica) sostendrán a un periodismo que los ayude a conservar su poder y las relaciones de poder en el sistema. Pero por primera vez en la historia también la gente puede construir o ayudar a construir un periodismo propio. Es una tarea difícil y tendrá adversarios gigantescos. Y nadie puede dar por sentada la calidad y la eficacia de ese periodismo. Aún así vale la pena intentarlo una y muchas veces.
Voy a contestar la pregunta de Guareschi: si es solo por el papel, los diarios morirán después que los kleenex, el papel higiénico y los cuadernos Moleskine. Si es por el papel impreso, antes morirán los billetes, la lotería, los tickets y los cheques.

El mundo está superpoblado de periódicos y mueren los que sobran para nuestros tiempos. Los que no hacen periodismo sino otra cosa que a veces se le parece. Los que por no hacer periodismo quiebran. Los que el poder cierra cuando ya no los necesita.

Los diarios no duran ni se mueren: se suicidan. Y mientras caen, le echan la culpa a las tecnologías o se vuelven pioneros de internet y hasta ecológicos. Pero nunca dicen que al morir convierten en desiertos (ojalá sea en campos de trigo) los bosques que los alimentaban.

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