lunes, 27 de septiembre de 2010

El pago, garantía de credibilidad

Dije ayer en un tuit alrededor de #cafeperiodismo: "Modelo de negocio [para el periodismo en línea]: habrá más pago por contenidos que nunca. Ya lo hay y lo habrá más".

Es y será así. Se pagará lo que se ha pagado siempre: la credibilidad, que es lo que hace valioso al periodismo y el concepto alrededor del cual éste se define como actividad profesional, consistente, según JLO*, en "buscar la verdad, servir a la gente, controlar al poder y representar la realidad". Brillante. Añado: esas cuatro tareas, si no están cimentadas en la credibilidad, siempre serán fullerías de tahúr, discursos de chamán, promesa de político. Luz, quizá, pero de fluorescente.

Precisamente su credibilidad es lo que otorga un relativo éxito a Capital Bikeshare, un negocio de bicing que opera en Washington DC. Lo cuenta este reportaje, que llega via la atenta FS*.

El bicing es complicado. En Edmonton, Canadá, arrancó en 2005. Tres años después ya habían robado el 95% de las bicis. En París se inauguró en 2007. Hoy, la mayoría de las 20.000 bicis necesitan reparación o han sido sustraídas. Y así. Un desastre. La propiedad compartida, los bienes comunitarios, etc… no van. Al menos en el sector de la bici.

Sin embargo, Capital Bikeshare funciona. Los usuarios se comportan. Y se ayudan unos a otros. ¿Por qué los usuarios se fían de Capital Bikeshare y Capital Bikeshare se fía de sus usuarios? ¿Cómo logran establecer esa relación de credibilidad donde otros han fracasado? Fácil: apoyándose en la recomendación social, aplicando tecnología y, sobre todo, cobrando. Co-bran-do. Vean:
The bike share programs […] follow a subscription model and use electronic tracking to deter theft. […]
And like most share programs, a credit card is required for collateral. There may also be membership fees and escalating usage charges. (The first 30 minutes are generally free.) So, while it may be sharing, its success is based on technology — and a deposit.
El reportaje, del NYT (¡claro!), cita también a SnapGoods, Share Some Sugar, NeighborGoods, Netflix, Zipcar y Pandora. Todas estas empresas siguen estrategias parecidas.

Digo que hay algo –bastante– de esas compañías que le sirve al periodismo. Al fin y al cabo, sus negocios se basan, como el del periodismo, en ofrecer acceso y sharing más que en la compraventa y el producto –o bien: su producto es, en realidad, el acceso y la posibilidad de compartir y no el objeto ni la transacción a través del cual aquello se realiza (la bici, el diario impreso, el auto, la música…).

Si se entiende esto, que parece tan sencillo y no lo es, se entiende que el pago es una formidable garantía de la credibilidad de los contenidos. Quizá la mejor. Más que la recomendación social, que, en general, no es más que mero consenso demoscópico o algorítimico. ¿Pagamos por el consenso cuantitativo? No. Pagamos la credibilidad que se deriva de relaciones humanas.

Haga esta prueba: en la cita de arriba cambie bike por news y share programs por news services y verá cómo le cuadra todo.

Dicho de otro modo: lo que valga la pena será aquello que sea de pago. Por eso sólo podrán cobrar por contenidos los medios que sean creíbles. Por eso habrá más pago por contenidos.

En efecto, todo eso nos acarreará enormes disgustos. Engaños. Trampas. Fraudes. Decepciones. Y así. Uno puede reaccionar como Michael Douglas en Un Día de Furia. Pero lo mejor será dejar de pagar por el producto o servicio o proveedor deficiente, fraudulento o incompetente. Desaparecerán cuando se pase la moda y cuando, inevitablemente, cometan errores que los hagan… increíbles. ¿Cuánto le va a durar al Huffington Post, por ejemplo, su sistema, esas decenas de pasantes metidos en cabinitas, sometidos a la tiranía de los datos del tráfico, que aparecen continuamente en sus terminales obligándoles a cocinar y recocinar sus contenidos en función del número de usuarios?

Se lo diré de otro modo: nadie pagaría por el contenido del HuffPo. No tendrían ni medio usuario si no fuera Gratis Total, si no fuera por el esnobismo de muchas de sus luminarias blogueras que escriben por pura moda, si no fuera porque sus contenidos los pagan otros y el HuffPo los cita –el eufemismo que usan para "copiar y pegar"– masivamente. Ya pueden trasladar contenidos del Times o del Guardian a su sitio. Todos los que quieran. Lo que no pueden trasladar es la credibilidad del Times o del Guardian.

Sí, amigos y amigas. Por eso triunfará el pago. ¿Conoce otro sistema que comprometa al cliente y al proveedor, que les haga compartir responsabilidades y cumplir obligaciones protegidas por la ley y la justicia, que permita al proveedor mejorar su servicio, etc.? Yo tampoco.

Y después de todo ¿cómo se gana dinero aquí? Ahora mismo no lo sé. Pero una cosa es segura: hoy lo ganan los que cobran por sus contenidos. Los otros, los de las innumerables teorías sobre nuevas economías (la del enlace, la de la abundancia, la de las relaciones, etc.), el Todo Gratis & Todo Abierto & Pago Emocional & Patrañas Variadas… todos esos aún no han logrado explicar cómo se hace dinero en esos entornos ni lo han hecho ellos. La verdad, lo tienen difícil, porque esas economías son falsas como moneda de plomo.

5 comentarios:

Daniel dijo...

¿Y la radio y la televisión?

(Sin ánimo de trasladar aquí la conversación entrelazada de Twitter).

O Terror do Paper Papers dijo...

El pago es garantia de libertad de empresa y no es reaseguro de calidad, es decir credibilidad. solo garantiza la sustentabilidad pero no es una propiedad transitiva, curiosa justificacion esa relacion pago / garantia. No se, me pregunto no es al reves, la credibilidad es garantia para que se page por la buena calidad del contenido? Y me pregunto si la informacion es publica y hay leyes de acceso a la informacion publica por que alguien DEBE pagar por ello y oyro lucrar con un derecho ciudadano? no se me pregunto.

Metodio dijo...

Si hay pago, llamemos a las cosas por su nombre: hay negocio, grande o pequeño, pero negocio. Uno puede ser creíble cobrando y sin cobrar; y en ambos casos un mentiroso de tomo y lomo. Pero, como Don dinero casi siempre es sucio o todo acaba ensuciándolo, pues ya empiezo a dudar de esa garantía de credibilidad. El pago es garantía de crédito, sí, claro, pero de crédito monetario. ¡Ya está bien de tanta manipulación interesada del lenguaje!

Mark de Zabaleta dijo...

Tal vez debemos pensar que no todo es blanco o negro....



Mark de Zabaleta

Osman Patzzi dijo...

No lo creo y coincido en que la información es un bien público. Si unos la venden y otros no, es otro tema.