martes, 7 de octubre de 2008

Baja la Bolsa... y la paginación


En estos tiempos de presiones sobre la industria periodística impresa, el panorama económico amenaza con acelerar más la poda de los diarios.

Algunos lo reflejan de inmediato, como Centro, el diario mexicano para jóvenes. A partir de esta semana, este matutino del DF ha reducido su paginación pasando de 48 o 56 a 40 páginas. Y también este sábado pasado ya lanzó su edición de Fin de Semana, que compacta en una sola sus ediciones sabatina y dominical.

Más allá de los naturales ahorros, Centro promete hacer una virtud de la compactación. Si lo logran será algo notable en un mercado al estilo estadounidense donde los líderes de la plaza como Reforma o El Universal publican diarios dominicales para suscriptores con inumerables secciones y suplementos, que rebasan las 300 páginas.

2 comentarios:

Barinagarrementeria dijo...

Centro siempre me ha causado sentimientos encontrados, por un lado me gusta mucho la propuesta editorial que llegó cuando Salvador Camarena se mudó a la oficina de la dirección. Se sentía como Chilango el diario, era más interesante que antes. Pero por otro la recarga gráfica me hacía verlo como un periódico poco serio, casi amarillista, con demasiados flashes, promos pesados y una paleta más que extensa.
No creo que en que los periódicos tengan que tener 300 colores para que llamen la atención, creo que una buena cabeza con un recurso gráfico que la apoye será siempre más efectivo, para lo cual -como siempre se dice-, se necesitan periodistas visuales, no diseñadores.
La edición semanal de Centro me gustó, más profunda, mucho más como revista, tópicos simpáticos, entrevistas, y un diseño más claro y ágil, colorido sí, pero que no hace que duela la cabeza al final de la edición.
Lo que sí es impresionante es la manera en que Centro intenta parecerse a Público de Madrid... aún falta mucho camino por recorrer, demasiado.

Fran Invernoz dijo...

Es que los diarios son papeles con tinta, aunque hay algunos que contienen las tres eses: sangre, como bien dices; sexo y sadomasoquismo porque el mercado responde bien a esas apetencias carnales.