domingo, 3 de mayo de 2009

La censura al revés

La dirección de El País de Madrid acaba de censurar una columna de Enric González. En un comentario al post de este blog, Mario Benito recuerda que "nunca entendieron y siguen sin entender lo que es internet en Prisa... porque muchos más de quienes hubieran leído esa columna la han leído ahora en la red por la torpeza de haberla censurado".

La censura previa es el recurso de los totalitarismos, tan, pero tan pasados de moda, que no saben que ya es un imposible, salvo que conviertas a tu país en una cárcel y ni así. En 1990 Alemania Oriental perdió su fuerza laboral porque la cortina de acero se cayó empujada por la información de un mundo mejor del otro lado. Siempre ha sido así: basta con prohibir algo para tentarnos a verlo. Por eso solo se puede conseguir que la gente no se entere de algo con una campana de silencio hermética, y eso, por fin y felizmante, ya no es posible.

El matrimonio presidencial argentino consigue eso con sus adversarios. Sobre todo con el vicepresidente Julio Cobos, a quien le hacen todas las perradas que pueden, pero provocan el efecto contrario: publicidad para Cobos y pestes para los Kirchner (Cobos ya tiene 80% de imagen positiva y los K van por un 70% negativa) El más anecdótico para la opinión pública fue la orden al Regimiento de Granaderos -el primer cuerpo creado por José de San Martín, que tiene un destacamento en esa localidad- de no asistir al acto por un aniversario más del nacimiento del prócer en Yapeyú (Corrientes) el pasado 26 de febrero. Ese día Cobos fue a Yapeyú resignado pero sabedor que estas medidas del Gran Marido terminan siempre en favor de su imagen (de la de Cobos). El resto fue suerte, porque justo desfilaron frente al palco unos niños de jardín de infantes disfrazados de granaderos y provocaron la foto de las portadas de todos los diarios del país.


No es el único caso. Hace unos días la Universidad de Buenos Aires prohibió una reunión de los antiguos Secretarios de Energía de la Nación. Bastó la prohibición para que apareciera destacada en todas las noticias del día una reunión que hubiera pasado inadvertido sin la veda del poder.

La censura previa ya no es una amenaza. Amenaza y muy seria es la censura posterior: quizá el arma más temible de los gobiernos autoritarios de nuestra América contemporánea. Justo hoy, que es el día de la Libertad de Prensa.

2 comentarios:

gA dijo...

Las tres cosas no tienen nada que ver entre sí.

Lo de Cobos no es censura y nadie le impide ni le impidió que hable y se expida como opinador independiente: Cobos habla on y off con todo el mundo que quiere, ya desde antes del episodio de los granaderitos. (Lo del 80 % de imagen positiva de Cobos es un delirio, por si acaso).

El tema del acto es un asunto más delicado y lo que la UBA hizo está superbien. Porque no era un acto convocado por la facultad, ni avalado por profesores de la facultad, ni basado en informes de la facultad, así que no tiene por qué hacerse en la facultad.

Era un pedido de los secretarios de energía para que, usando la sede de la UBA, se diera la sensación de que había un aval académico a sus dichos. Era un intento, como ha habido tantos, de usar una "marca" académica como lanzadera de una posición personal. A ver si nos entendemos: libre expresión no significa que yo le puedo exigir a la UBA que me deje hablar desde sus sedes, y quejarme de que si no lo hacen me "censuran".

Gonzalo Peltzer dijo...

Gracias Gustavo y más a mi favor: la UBA le dió más publicidad a los energéticos con la prohibición. Y también el Gran Marido a Cobos. No hablaba de libre expresión sino de censura.

80 es hiperbólico y de memoria. ¿70 te alcanza? ¿contra 20? ¿cambia las cosas?