sábado, 30 de junio de 2012

Qué fueron los diarios


Detrás de este texto de Arcadi Espada hay un libro del que venimos hablando con El Gran Carlos desde hace dos años. Mientras hablamos, Espada escribe:
Recuerda.  
Los periódicos aliviaron tu pecho del frío cuando bajabas a tumba abierta el Galibier. Protegieron tu vida de loza en las mudanzas. Limpiaron tu culo. Conservaron el calor de tus castañas. Descapullaron tus calçots. Envolvieron tus plátanos. Doblaron el espinazo de tus arenques. Hechos un puño, se llevaron la humedad de tus zapatos viejos y evitaron la joroba de los nuevos. Fueron el mejor lienzo de los lienzos que intentaste. Fueron pajaritos y barcos, en tierra. Fueron el fuego del hogar. Madera. La única transparencia eficaz de tus cristales. Damero del suelo mojado de tu madre cuando tardaba en secar. Valieron de antorcha y de ahí viene, fucking fackel!, Karl Kraus. Fueron sábanas de mendigo. Suelo de jaulas de animal. Anónimos cajetines tipográficos para secuestros o mensajes de amor. Fueron muleta de mozos, Fermín. Gorro de Napoleón. Capucha bajo la lluvia. Filtro solar de aquel padre que se vestía por los pies y se dormía por la cabeza. Fueron proyectiles masticados desde los cañones Bic. Troceados y encolados se hicieron carne de marionetas. Cuidaron de muebles, enchufes e interruptores en el zafarrancho del gotelé. Fueron máscara de tus juegos de fantasma. Disimularon: el ojo del detective en la esquina, tu revista porno en el autobús. Sirvieron para darte aires: abanico y estatus de tipo de interés por el paseo. Doblados, duros, empalmados, abrieron botellas de cerveza. A punto estuvieron de dejar a España sin moscas. Fueron la objetividad de la mesa coja. El último escaparate de las crisis del comercio. Noble ataúd de las mondas de patatas. El forro de la basura. Fueron estiércol. Fueron balón. Fueron peso: las primeras monedas que ganaste en el trapero. Fueron acero para los cristales que temblaban por las bombas. Libreta de notas. Fueron el estudio de Joan Brossa, su cielo y su suelo. Fueron falsos billetes en la maleta del gángster. Secaron tinta, flores, pezones de vacas, insectos. Generaron electricidad: el puro bruto papel, digo, sin necesidad de que fuera leído. Fueron tu escondite cuando llorabas. 
Fueron.
A uno le ha gustado mucho más lo de Arcadi Espada que este viejo post que enumera las razones para considerar al periódico mejor que internet.

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