viernes, 18 de julio de 2008

Déjenle a Murdoch (IV)

En Expreso de Guayaquil terminé con los correctores el día que descubrí que habían arreglado un título de la contratapa: donde decía el gobierno fuerza..., corrigieron forza. Cuando le pedí explicaciones al jefe de correctores, me conjugó el verbo forzar: yo forzo, tú forzas... Trabajaban en una cueva en la que se encerraban con llave. Era imposible saber qué hacían y una vez los descubrí en plena fiesta con unas botellas de cerveza. En Última Hora de Asunción era igual: no se podía entrar a su guarida.

Los correctores o copydeskers (que no copy editors) son un resabio de la época de las linotipos, cuando los textos se escribían de nuevo en el taller. Ahora están de más y son un nudo innecesario en el flujo informativo. Los principales responsables de la calidad de los textos son los redactores. Si son malos hay que echarlos, como a cualquier profesional que no sabe hacer su trabajo.

Hace años que lo decimos con Juan Varela y Toni Piqué, pero el miedo de las gerencias, las presiones de los gremios y la mediocridad de muchos periodistas se suman muchas veces a la inseguridad de los dueños de los diarios: ni ellos escriben bien. Por fin Murdoch nos da la razón. Del royalty creo que no veremos un dólar, pero para que se vea que no mentimos, aquí van estos posts con más de 18 meses de antigüedad.

El sindrome de la biblioteca, en Paper Papers, 11/1/07
La corrección es un nudo en el fujo de los contenidos, en Paper Papers, 31/12/06

3 comentarios:

Toni Piqué dijo...

Ah, mi buen Gonzalo: todavía conservo la placa "Corrección", que arranqué de la puerta de la susodicha sección de El Territorio cuando la redacción ocupó aquel espacio del diario de tu digna dirección. Mi primera cabeza de jabalí.

Toni Piqué dijo...

y además, como tú dices, un corrector siempre corrige, de manera que nunca se acabarán los yerros mientras haya correctores.

Gonzalo Peltzer dijo...

No me acordaba del caso en El Territorio. Ahora pareciera que nunca tuvo correctores: hay menos errores, menos sueldos y menos nudos en el proceso. De vez en cuando, ante un error, alguien pregunta: "¿Pero no tienen correctores en ese diario?" Si, contesto, tenemos correctores y somos implacables con los errores informativos. Si te meten bolas como castillos ni te das cuenta.