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Ya saben: nacieron para tener razón.
No les engaño. Lean lo de Shafer. Aprenderán, sonreirán, se mosquearán –no necesariamente en este orden– y acabarán pensando conmigo que muerto Marcial, Shafer es El Más Grande.
Viene a cuento de los recientes éxtasis iraníes de la Cofradía de Twitter y del Santo Suspiro Digital. Shafer da cuenta de ellos ayer: “Mi entusiasmo por Twitter tiene un límite. [La cantidad de mensajes procedentes de Teherán] han sido más ruido que señales para comprender la revuelta iraní”. Y explica cómo Internet ha ayudado al gobierno Iraní a silenciar a los activistas. Tampoco deberían perdérselo.
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