domingo, 2 de febrero de 2014

El texto hace que un periódico sea un periódico


El texto es lo que hace que un diario sea un diario, dice Javier Errea en este interesantísimo post de su blog Erreadas

se viene detectando una peligrosa tendencia en la manufactura de estos artefactos llamados periódicos que los desnaturaliza hasta hacerlos irreconocibles. Afortunadamente, aún no se puede considerar epidemia. Ya veremos. Consiste la deriva en olvidarse del periodismo —selección y valoración— y en aplicar en la presentación de las noticias criterios de carta-menú. La tortícolis asamblearia, que todo lo invade: cada cual puede configurarse un diario —o una democracia o lo que sea— a su medida, según sus intereses. ¡Éste el verdadero futuro de los diarios! ¡Nada de filtros! Ay.
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Siguiendo este criterio comúnmente aceptado que diferencia el consumo en papel o en pantalla, los rediseños de las ediciones impresas de algunos diarios no hace tanto tiempo premiados por la Society for News Design (SND) muestran esta fascinación por incorporar códigos ‘extraños’. Se advierte en ellos una clara ‘tabletización’. Sus portadas no son verdaderas portadas sino puzles visuales para que el lector tenga la ilusión de clicar.
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El texto, sí, eso tan elemental que hace que un periódico sea un periódico.
Hace muchos años usaba la idea del señorcito (no señorito, que eso es otra cosa) para explicar el diseño en tamaño tabloide, pero serio. El tabloide que empieza sus notas con texto en portada y las continúa en el interior. Ahora anoto la idea del diario menú: esos que su portada es solo un muestrario, un escaparate, de lo que hay adentro. Solo títulos y promos, como La Tercera de Santiago de Chile o Jornal de Notícias de Lisboa. Hay todos los modelos.


Para mi esto es un diario y parece que para Javier también. De paso mire/lea la nota del NYT sobre la altura del alcalde de la ciudad:

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