Trends in Newsrooms 2006, es el segundo informe anual del World Editors Forum. Según su promoción, enviada a los socios, responde a interesantes y apremiantes preguntas que se plantean los responsables editoriales en la era digital
En el capítulo “Will All News be Free?” (¿Será gratuita toda la información?), el especialista en diarios gratuitos y profesor de periodismo en la Universidad de Amsterdam, Piet Bakker, explica el impacto de la información gratuita en internet y de los diarios gratuitos en la industria de la prensa.
Las conclusiones de Bakker son obvias:
Two forms of free information have emerged over the last decade: free Internet news and free daily newspapers. Internet news is of course not free at all. People invest in hardware, connections and extra features like digital cameras, game consoles, webcams etc. But content is perceived as being free...
...the free daily has been around for more than 10 years now. In general, publishers of paid newspapers don't seem to like free papers that much, as this quote from the publisher of Bild Zeitung illustrates: "every day without a free newspaper is a good day". But in reality the relationship is more complicated: 50% of the total circulation of free newspapers is published by companies that publish paid newspapers as well.
Está aprendiendo, por fin, que la información tiende a ser gratuita. Lo mismo que sostiene el Media Lab del MIT por lo menos desde 1987.
Todos los diarios van a ser gratuitos tarde o temprano. Ya lo sabíamos.
martes, 25 de abril de 2006
Todos los diarios van a ser gratuitos
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viernes, 31 de marzo de 2006
La verdad de los periodistas
Historia con borrones
No se quién dijo que los periodistas escriben el primer borrador de la historia. Me lo imagino en un escrito al que se le notan todavía las dudas: tachaduras, correcciones y anotaciones al margen. Un diario es la mediación por excelencia entre la lengua hablada y la escrita, en feliz expresión de Horacio Reggini. Son los periodistas los que escriben por primera vez las ideas, conceptos y frases que terminarán en los libros, el bronce o la basura.
En ese ambiente todavía palpitante del parto intelectual se mueven los periodistas. Su ocupación no es la de escribir biblias ni enciclopedias, aunque deban conocerlas. Tampoco deben arrogarse el papel de organizadores de ninguna sociedad. Su misión es mostrar lo que pasa, analizarlo y también opinar si fuera el caso. Y para hacerlo tienen un sólo camino: acercarse a la realidad todo lo posible. Por eso sólo es buen periodista el contemplativo, que se sabe callar para oir a los verdaderos protagonistas de los acontecimientos, que no siempre son personas de carne y hueso.
Ni jueces, ni científicos, ni sacerdotes
Muchas veces la profesión de los periodistas se ha descripto como una búsqueda constante de la verdad. Los jueces y los científicos tienen la misma tarea. Pero el modo de buscarla es muy diferente, y la responsabilidad también. Ellos se ajustan a unas reglas y un tiempo que no tienen los periodistas. Las religiones también buscan La Verdad, con mayúculas y artículo determinado, que se identifica con Dios y su relación con lo creado. Los periodistas buscan la verdad indeterminada y borrosa de todos los días, la que está escondida detrás de cada puerta y al final de un simple vaso de agua. Los artistas buscan también la verdad, tanto que muchas quedarían sin expresarse si no fueran plasmadas en la plástica, la literatura, la música o las artes escénicas. La verdad de los periodistas es más parecida a la de los artistas. Los sabios de las ciencias, de las religiones y de la justicia deben acercarse a la realidad para concer la verdad, como los artistas y los periodistas. Pero los periodistas y los artistas se parecen porque conocerán mejor la realidad y sabrán plasmarla en una obra verdadera si la aman. Esta condición es la que hace apasionante, pero también arriesgada, la profesión de los periodistas, que para dar testimonio cabal de lo que está pasando deben involucrarse con la realidad, manchándose con su mugre, sufriendo son su enfermedad, pringándose con su sangre, compadeciéndose de su miseria, riendo con su alegría, llorando con su dolor, celebrando sus triunfos y gozando con su felicidad.
Pactos de lectura
Dos modos clásicos, y ninguno más, tienen los periodistas para hacerlo en sus medios: la información y la opinión. La información es sagrada, y las opiniones son libres, decía el lema del The Guardian de Manchester hace muchas años, antes de instalarse en Londres. Por eso los periodistas saben que cuando informan, deben atenerse a los hechos, sin emitir juicio de valor alguno sobre lo que relatan o describen. La noticia, el reportaje, la crónica y la entrevista son los géneros informativos clásicos, a los que hoy se ha unido el análisis. Los géneros de opinión son la crítica, el comentario, el editorial y la columna. Probablemente haya más, y probablemente también cualquier otro género pueda integrar una de estas categorías. Pero lo importante de los géneros es que establecen un pacto de lectura entre el medio y el público. Un medio o un periodista defraudan a su público cuando opinan en lugar de informar, cuando disfrazan de análisis una crítica, o cuando manipulan con mala fe la información a favor de uno u otro protagonista y siempre en contra de su público.
Pero peor engaño es disfrazar como información a la publicidad. Aunque siempre la publicidad contenga verdades, es evidente que se trata de persuación y no de información, por eso la publicidad paga por ocupar un lugar con sus mensajes al público, y por eso los medios confiables y creíbles tienen reglas muy claras para la contratación de espacios publicitarios, entre ellas está siempre latente la imperiosa ley que pretende no engañar a su audiencia. Cuando un diario, una estación de radio o un canal de televisión, disfrazan de información su publicidad o su opinión, están dilapidando la credibilidad, que es un capital mucho mayor que el que pueden conseguir con el dinero de los anunciantes o los favorecidos por su criterio.
Los diarios y la monarquía
La propiedad familiar de los medios de comunicación ha sido siempre garantía de credibilidad, precisamente porque los dueños entendieron que ese capital imposible de medir, era la mejor herencia de podían legar a sus sucesores. En este sentido podría decirse que la monarquía es buena para los medios, ya que cumple el mismo papel que en los estados modernos. La familia propietaria, establecida en una región o en un país, daba garantía de credibilidad y de continuidad, y por tanto de salud económica a los medios. La globalización y el vértigo de los negocios de comunicación, en cambio han anclado la credibilidad en la empresa propietaria y en sus fines. Cuando el fin es ganar dinero a corto plazo, la credibilidad se pierde inexorablemente, como el dinero en un casino.
No se quién dijo que los periodistas escriben el primer borrador de la historia. Me lo imagino en un escrito al que se le notan todavía las dudas: tachaduras, correcciones y anotaciones al margen. Un diario es la mediación por excelencia entre la lengua hablada y la escrita, en feliz expresión de Horacio Reggini. Son los periodistas los que escriben por primera vez las ideas, conceptos y frases que terminarán en los libros, el bronce o la basura.
En ese ambiente todavía palpitante del parto intelectual se mueven los periodistas. Su ocupación no es la de escribir biblias ni enciclopedias, aunque deban conocerlas. Tampoco deben arrogarse el papel de organizadores de ninguna sociedad. Su misión es mostrar lo que pasa, analizarlo y también opinar si fuera el caso. Y para hacerlo tienen un sólo camino: acercarse a la realidad todo lo posible. Por eso sólo es buen periodista el contemplativo, que se sabe callar para oir a los verdaderos protagonistas de los acontecimientos, que no siempre son personas de carne y hueso.
Ni jueces, ni científicos, ni sacerdotes
Muchas veces la profesión de los periodistas se ha descripto como una búsqueda constante de la verdad. Los jueces y los científicos tienen la misma tarea. Pero el modo de buscarla es muy diferente, y la responsabilidad también. Ellos se ajustan a unas reglas y un tiempo que no tienen los periodistas. Las religiones también buscan La Verdad, con mayúculas y artículo determinado, que se identifica con Dios y su relación con lo creado. Los periodistas buscan la verdad indeterminada y borrosa de todos los días, la que está escondida detrás de cada puerta y al final de un simple vaso de agua. Los artistas buscan también la verdad, tanto que muchas quedarían sin expresarse si no fueran plasmadas en la plástica, la literatura, la música o las artes escénicas. La verdad de los periodistas es más parecida a la de los artistas. Los sabios de las ciencias, de las religiones y de la justicia deben acercarse a la realidad para concer la verdad, como los artistas y los periodistas. Pero los periodistas y los artistas se parecen porque conocerán mejor la realidad y sabrán plasmarla en una obra verdadera si la aman. Esta condición es la que hace apasionante, pero también arriesgada, la profesión de los periodistas, que para dar testimonio cabal de lo que está pasando deben involucrarse con la realidad, manchándose con su mugre, sufriendo son su enfermedad, pringándose con su sangre, compadeciéndose de su miseria, riendo con su alegría, llorando con su dolor, celebrando sus triunfos y gozando con su felicidad.
Pactos de lectura
Dos modos clásicos, y ninguno más, tienen los periodistas para hacerlo en sus medios: la información y la opinión. La información es sagrada, y las opiniones son libres, decía el lema del The Guardian de Manchester hace muchas años, antes de instalarse en Londres. Por eso los periodistas saben que cuando informan, deben atenerse a los hechos, sin emitir juicio de valor alguno sobre lo que relatan o describen. La noticia, el reportaje, la crónica y la entrevista son los géneros informativos clásicos, a los que hoy se ha unido el análisis. Los géneros de opinión son la crítica, el comentario, el editorial y la columna. Probablemente haya más, y probablemente también cualquier otro género pueda integrar una de estas categorías. Pero lo importante de los géneros es que establecen un pacto de lectura entre el medio y el público. Un medio o un periodista defraudan a su público cuando opinan en lugar de informar, cuando disfrazan de análisis una crítica, o cuando manipulan con mala fe la información a favor de uno u otro protagonista y siempre en contra de su público.
Pero peor engaño es disfrazar como información a la publicidad. Aunque siempre la publicidad contenga verdades, es evidente que se trata de persuación y no de información, por eso la publicidad paga por ocupar un lugar con sus mensajes al público, y por eso los medios confiables y creíbles tienen reglas muy claras para la contratación de espacios publicitarios, entre ellas está siempre latente la imperiosa ley que pretende no engañar a su audiencia. Cuando un diario, una estación de radio o un canal de televisión, disfrazan de información su publicidad o su opinión, están dilapidando la credibilidad, que es un capital mucho mayor que el que pueden conseguir con el dinero de los anunciantes o los favorecidos por su criterio.
Los diarios y la monarquía
La propiedad familiar de los medios de comunicación ha sido siempre garantía de credibilidad, precisamente porque los dueños entendieron que ese capital imposible de medir, era la mejor herencia de podían legar a sus sucesores. En este sentido podría decirse que la monarquía es buena para los medios, ya que cumple el mismo papel que en los estados modernos. La familia propietaria, establecida en una región o en un país, daba garantía de credibilidad y de continuidad, y por tanto de salud económica a los medios. La globalización y el vértigo de los negocios de comunicación, en cambio han anclado la credibilidad en la empresa propietaria y en sus fines. Cuando el fin es ganar dinero a corto plazo, la credibilidad se pierde inexorablemente, como el dinero en un casino.
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martes, 28 de febrero de 2006
Los periodistas son artistas
A raiz del estreno -y del éxito- de la película Capote mucha gente se está enterando de que don Truman entendía el periodismo como un arte. Ojalá el film instale ese dato esencial para una comprensión más cabal del periodismo y de su peculiar verdad.
Se llamó Nuevo Periodismo y Periodismo con Futuro esta presentación de 1993 en el auditorio del Museo de las Telecomunicaciones (en el antiguo Munich de la Costanera Sur de Buenos Aires) Lo que empezó con esa conferencia terminó convirtiéndose en el libro Periodismo con pasión que se publicó en 1996. Va el resumen que entregué a los que asistieron a aquella reunión.
Nuevo Periodismo y Periodismo con Futuro
El nuevo periodismo es una quimera que nunca se alcanza. Siempre el periodismo es nuevo. Es como el ave Fénix, o mejor, como esos packagings de productos en los que aparece la misma imagen, una y otra vez, hasta el infinito. Los periodistas nos referimos a veces al nuevo periodismo en sentido amplio, como periodismo actual, contemporáneo; y también nos referimos con esas palabras a la corriente que se ha llamado Nuevo Periodismo (ahora con mayúsculas), y que ya está un poquito vieja, como le pasó también a la Edad Moderna. El nombre Nuevo para una corriente, como Moderna para una era de la historia, terminarán tarde o temprano siendo equívocos pase lo que pase.
Los cambios tecnológicos y sociales que se están produciendo en nuestro mundo actual están provocando una revolución en los medios y en las audiencias tan profunda o más que la que tuvo lugar con la invención a fines del siglo pasado de la linotipo y la rotativa; en el siglo XV, de la imprenta de tipos móviles; o de las escrituras fonéticas unos 2.000 años antes de Cristo. Por esta razón parece más acertado —más que hablar de nuevo periodismo— referirnos a la muerte definitiva del viejo periodismo.
¿Y cuál era el viejo periodismo?, si es que hay viejo periodismo, ya que con ese concepto tan genérico de nuevo periodismo del que hablamos, también podemos decir que viejo periodismo sería periodismo de ayer nomás. El viejo periodismo es en gran medida el periodismo actual, de ahora mismo. El viejo periodismo es el periodismo fundado en el no tan antiguo principio establecido por el Guardian de Manchester en 1926, el periodismo de los hechos sagrados y las opiniones libres.
Ante este clisé reaccionó la corriente (ahora sí) del Nuevo Periodismo, el Nuevo Periodismo de Tom Wolffe y Truman Capote, el Nuevo Periodismo de los géneros de ficción en temas de no ficción. En el fondo los fundadores y cultores del Nuevo Periodismo vinieron a decirnos que con eso de las opiniones libres y los hechos sagrados, estábamos engañando a nuestro público. La alternativa era clara: opinar o ser robots. Así que no hagamos tanto aspaviento con eso de las opiniones y los hechos, y mezclemos de una vez por todas los géneros de opinión con los de información.
Nació así el periodismo del show, don’t tell. El periodismo que no cuenta historias interminables sin un solo adjetivo, el periodismo de las emociones, de las firmas. El Nuevo Periodismo nos dijo con bastante claridad —también con una gran dosis de desenfado— que ni los hechos son tan sagrados, ni las opiniones son tan libres.
Podríamos enunciar este peculiar principio algo más académicamente sosteniendo que el relato de los hechos es siempre libre porque es una nueva realidad, y no la realidad misma. A su vez, las opiniones, como relato y como la misma realidad relatada, también son libres, pero con una libertad relativa, muchas veces atada a los gustos del director del medio, o del gobernador de la provincia...
Por todo esto, el principio que parece mandar hoy en las redacciones es el que impuso otro inglés, esta vez contemporáneo. Andrew Mango sostiene con total desparpajo un criterio mucho más económico que el de su colega Scott, del Manchester Guardian: los hechos son caros, las opiniones, baratas.
Ha llegado finalmente la hora de confesar la verdad mal que le pese a los directores y editores de medios: el viejo periodismo es barato, mientras que el nuevo, el del futuro, es caro. Aquí van algunos argumentos. Estoy seguro de que puedan ser muchas más, y que cualquiera de los lectores agregaría razones con fundamento suficiente para integrar la lista.
El periodismo con futuro es …
…periodismo de alambique, como le gusta decir a Juan Antonio Giner. Periodismo destilado, de alto octanaje. Periodismo sin palabrería inútil, periodismo que va a las esencias de las cosas y de los hechos. Periodismo sin opiniones estériles y sin protagonismos baratos. Los medios deben convertirse en destilerías de información para dar a su público lo que realmente importa. Ya no hay espacio en los diarios, y cada día habrá menos. No hay tiempo, no tiene tiempo el público ni lo tenemos nosotros, para aburrirlos con futilidades.
…periodismo justo, que no tiene los ojos vendados porque no estamos jugando al gallito ciego. Solemos olvidarnos que es la ley la que tiene los ojos tapados, la justicia los tiene bien abiertos, para dar a cada uno lo suyo. Las tecnologías están consiguiendo que las audiencias se personalicen y que podamos ser verdaderamente justos. Se ha terminado definitivamente las masas, ya no hablemos de masas. La sigla PC que hace tan poco quería decir Partido Comunista, ya sólo significa computadora personal, y de la mano de las PC estamos entrando en un periodismo de personas. En la publicidad directa, en los blancos precisos. Ya no es necesario dar toda la información a todos, se puede dar a cada uno lo que cada uno quiere.
…periodismo servicial, que preste servicios y que se pone al servicio de sus audiencias. Servicios que se traducen en publicar en el diario un programa de televisión real, en el que aparezce lo que se emite hoy por mi aparato de televisión y no en el del vecino. Obituarios en los que aparecen los muertos de hoy y no los de ayer. Datos siempre actuales, para un momento y un lugar determinados. Pronósticos meteorológicos acertados, que diga a que hora va a llover y a qué hora parará. Farmacias de turno que están abiertas. Publicidad que informa, porque pretende prestar un servicio real a sus clientes, como en el caso de El Norte de Monterrey, que descuenta el 20% a los anunciantes cuando su publicidad contiene información.
Servicio a los anunciantes también: Si hoy podemos elegir el asiento en un avión muchos días antes de viajar, cómo no podríamos poner un anuncio en un lugar preciso del diario o de la revista, en el tiempo exacto de las emisiones de radio o televisión. Porqué no podemos todavía acceder sólo a los avisos clasificados que nos interesan, por línea telefónica. Si queremos alquilar un departamento en un barrio determinado, porqué tenemos que comprar toda la publicidad sobre departamentos que no queremos, motonáutica, autos usados, ropa de ocasión, abogados picapleitos, restaurantes con odaliscas ...
…periodismo bien pagado, muy bien pagado. Y que tiemblen los dueños de los medios, hasta que caigan en la cuenta de que sólo pagando bien a la gente que merece ser bien pagada, mejorarán sus prestaciones y la ética de sus informaciones, y conseguirán ganar mucho más dinero del que ahora ganan, o quizá descubran por fin que es el único modo de ganarlo honestamente. En los medios haca falta mente-factura. Trabajo de las cabezas, mentes pensantes. Falta software y sobra hardware. Las tecnologías nos permiten tantas cosas, pero más nos permite la gente que piensa, y para pensar hay que comer.
…periodismo creativo, que aprovecha tecnologías hasta sacarles todo el provecho de que son capaces. Esas tecnologías que permiten hoy más que nunca desarrollar la creatividad de los informadores. No nos engañemos: los grandes diarios norteamericanos se están muriendo por falta de creatividad y no por otra cosa. Los diarios y las revistas, y muchos programas de radio y de televisión aburren y deprimen a sus audiencias hasta el agotamiento.
Falta creatividad hasta en el mismo uso de las nuevas tecnologías. Tanto que los medios gráficos siguen y seguirán imprimiendo y transportando papel como si ése fuera su negocio. Y el negocio de los medios es la información. Hoy todos los medios son multimedios, y en poco tiempo más todos serán hipermedios. Hay que preparase para estas realidades, y esto también es caro. Las tecnologías están ya disponibles para los periodistas innovadores. Los que se animen, ganarán la carrera.
…periodismo joven, que sea capaz de organizar medios y de elaborar mensajes para la gente de su edad. dejemos ya de hablar de la juventud (nada molesta más a la gente joven que ser llamados jóvenes). Basta de contratar a viejos que escriben para chicos, como esos padres bobos que hablan a sus hijos como si ellos mismos estuvieran aprendiendo a hablar: “—mirá ese babau”.
…periodismo para mujeres y varones inteligentes ejercido por mujeres y varones inteligentes. No periodismo de segunda para mujeres hecho por hombres de tercera en los rincones de las redacciones, donde se editan suplementos para mujeres como si fueran subnormales: cocina, cosmética, modas... mientras el hombre de la casa lee lo realmente importante en el cuerpo principal del periódico.
…periodismo que comunica, porque si no comunicamos no hay modo de informar. Y los que comunican son personas, por eso los periodistas con futuro son los que comunican, por que tienen ese don natural o por que aprenden a fuerza de entusiasmo. Entusiasmo es lo que parece faltar en tantas redacciones y estudios. Entusiasmo para comunicar. El periodismo con futuro atiende siempre el teléfono, no se queda con gran parte de la información, es capaz de conseguir todo lo que necesita, abre las puertas que se cierran y se da todo en su profesión.
…periodismo sin carnet, porque los periodistas no somos policías, ni detectives, ni delincuentes. Los periodistas con futuro son más caros porque pagan —ellos o sus medios— las entradas, pagan las comidas, pagan sus trajes, pagan la decoración de su estudio de televisión, pagan su teléfono celular, pagan sus pasajes, pagan su auto... y no reciben regalos de nadie, porque los periodistas con futuro son periodistas independientes, con todas las letras de la palabra.
…periodismo sin toga, porque usan toga las profesiones que rinden sólo cuenta a Dios de sus actos: los sacerdotes, los jueces y los académicos. Los periodistas con futuro no son sacerdotes de ninguna religión que sostienen sus dichos como si fueran dogmas, o doctrinas inalterables. Ni son jueces, que sentencian al público a oírlos impávidos, o a los protagonistas de sus historias como si fueran los peores asesinos. Tampoco son investigadores científicos, que necesitan saber por obligación hasta el último detalle de un fenómeno determinado.
La verdad del periodismo del futuro es la verdad de la gente de la calle, la verdad de las audiencias, pero la verdad verdadera. Mientras que el viejo periodismo, el periodismo de precisión, el de los hechos sagrados, es el que informa lo que dice un gobernador antes de ponerse a averiguar si es verdad o no.
…periodismo respetuoso. Porque respetar a los demás está antes que opinar o informar en el periodismo del futuro. Además de compadecernos del público y de los protagonistas de las informaciones, deberemos respetarlos. Respetar su idiosincracia, sus costumbres y su idioma. Respetar sus creencias y defender su libertad. No los respetamos cuando decimos que estamos informando sacralmente sobre hechos mientras opinamos con nuestros gestos, con nuestros títulos, con nuestra risa o con nuestro llanto, con el lugar que le damos a la información, o con el silencio. El periodismo del futuro no tiene gestos, ni jadeos, ni sonrisitas cómplices, no mira de reojo, no baja la mirada jamás, porque no tiene nada que esconder.
…periodismo con pasión. Este es el más importante legado del Nuevo Periodismo. El periodismo de precisión, el de los hechos sagrados, está muerto. La precisión es para los relojes de cuarzo. Los periodistas apasionados son capaces de compadecerse de sus semejantes, de tratar de comprenderlos y de comprometerse con sus problemas, sus angustias, sus anhelos y sus alegrías. Deben querer a las personas y a las cosas. En una palabra, tienen que acercarse a la realidad con amor porque sólo se conoce realmente lo que se ama. Con un amor parecido a aquel con el que se acerca un artista, y no hay artista que mienta cuando plasma lo que siente. Los periodistas que ejercen con pasión su profesión miden la realidad con una la regla lésbica y no con un microscopio electrónico. En periodismo, la precisión es la marca de la arrogancia.
Se llamó Nuevo Periodismo y Periodismo con Futuro esta presentación de 1993 en el auditorio del Museo de las Telecomunicaciones (en el antiguo Munich de la Costanera Sur de Buenos Aires) Lo que empezó con esa conferencia terminó convirtiéndose en el libro Periodismo con pasión que se publicó en 1996. Va el resumen que entregué a los que asistieron a aquella reunión.
Nuevo Periodismo y Periodismo con Futuro
El nuevo periodismo es una quimera que nunca se alcanza. Siempre el periodismo es nuevo. Es como el ave Fénix, o mejor, como esos packagings de productos en los que aparece la misma imagen, una y otra vez, hasta el infinito. Los periodistas nos referimos a veces al nuevo periodismo en sentido amplio, como periodismo actual, contemporáneo; y también nos referimos con esas palabras a la corriente que se ha llamado Nuevo Periodismo (ahora con mayúsculas), y que ya está un poquito vieja, como le pasó también a la Edad Moderna. El nombre Nuevo para una corriente, como Moderna para una era de la historia, terminarán tarde o temprano siendo equívocos pase lo que pase.
Los cambios tecnológicos y sociales que se están produciendo en nuestro mundo actual están provocando una revolución en los medios y en las audiencias tan profunda o más que la que tuvo lugar con la invención a fines del siglo pasado de la linotipo y la rotativa; en el siglo XV, de la imprenta de tipos móviles; o de las escrituras fonéticas unos 2.000 años antes de Cristo. Por esta razón parece más acertado —más que hablar de nuevo periodismo— referirnos a la muerte definitiva del viejo periodismo.
¿Y cuál era el viejo periodismo?, si es que hay viejo periodismo, ya que con ese concepto tan genérico de nuevo periodismo del que hablamos, también podemos decir que viejo periodismo sería periodismo de ayer nomás. El viejo periodismo es en gran medida el periodismo actual, de ahora mismo. El viejo periodismo es el periodismo fundado en el no tan antiguo principio establecido por el Guardian de Manchester en 1926, el periodismo de los hechos sagrados y las opiniones libres.
Ante este clisé reaccionó la corriente (ahora sí) del Nuevo Periodismo, el Nuevo Periodismo de Tom Wolffe y Truman Capote, el Nuevo Periodismo de los géneros de ficción en temas de no ficción. En el fondo los fundadores y cultores del Nuevo Periodismo vinieron a decirnos que con eso de las opiniones libres y los hechos sagrados, estábamos engañando a nuestro público. La alternativa era clara: opinar o ser robots. Así que no hagamos tanto aspaviento con eso de las opiniones y los hechos, y mezclemos de una vez por todas los géneros de opinión con los de información.
Nació así el periodismo del show, don’t tell. El periodismo que no cuenta historias interminables sin un solo adjetivo, el periodismo de las emociones, de las firmas. El Nuevo Periodismo nos dijo con bastante claridad —también con una gran dosis de desenfado— que ni los hechos son tan sagrados, ni las opiniones son tan libres.
Podríamos enunciar este peculiar principio algo más académicamente sosteniendo que el relato de los hechos es siempre libre porque es una nueva realidad, y no la realidad misma. A su vez, las opiniones, como relato y como la misma realidad relatada, también son libres, pero con una libertad relativa, muchas veces atada a los gustos del director del medio, o del gobernador de la provincia...
Por todo esto, el principio que parece mandar hoy en las redacciones es el que impuso otro inglés, esta vez contemporáneo. Andrew Mango sostiene con total desparpajo un criterio mucho más económico que el de su colega Scott, del Manchester Guardian: los hechos son caros, las opiniones, baratas.
Ha llegado finalmente la hora de confesar la verdad mal que le pese a los directores y editores de medios: el viejo periodismo es barato, mientras que el nuevo, el del futuro, es caro. Aquí van algunos argumentos. Estoy seguro de que puedan ser muchas más, y que cualquiera de los lectores agregaría razones con fundamento suficiente para integrar la lista.
El periodismo con futuro es …
…periodismo de alambique, como le gusta decir a Juan Antonio Giner. Periodismo destilado, de alto octanaje. Periodismo sin palabrería inútil, periodismo que va a las esencias de las cosas y de los hechos. Periodismo sin opiniones estériles y sin protagonismos baratos. Los medios deben convertirse en destilerías de información para dar a su público lo que realmente importa. Ya no hay espacio en los diarios, y cada día habrá menos. No hay tiempo, no tiene tiempo el público ni lo tenemos nosotros, para aburrirlos con futilidades.
…periodismo justo, que no tiene los ojos vendados porque no estamos jugando al gallito ciego. Solemos olvidarnos que es la ley la que tiene los ojos tapados, la justicia los tiene bien abiertos, para dar a cada uno lo suyo. Las tecnologías están consiguiendo que las audiencias se personalicen y que podamos ser verdaderamente justos. Se ha terminado definitivamente las masas, ya no hablemos de masas. La sigla PC que hace tan poco quería decir Partido Comunista, ya sólo significa computadora personal, y de la mano de las PC estamos entrando en un periodismo de personas. En la publicidad directa, en los blancos precisos. Ya no es necesario dar toda la información a todos, se puede dar a cada uno lo que cada uno quiere.
…periodismo servicial, que preste servicios y que se pone al servicio de sus audiencias. Servicios que se traducen en publicar en el diario un programa de televisión real, en el que aparezce lo que se emite hoy por mi aparato de televisión y no en el del vecino. Obituarios en los que aparecen los muertos de hoy y no los de ayer. Datos siempre actuales, para un momento y un lugar determinados. Pronósticos meteorológicos acertados, que diga a que hora va a llover y a qué hora parará. Farmacias de turno que están abiertas. Publicidad que informa, porque pretende prestar un servicio real a sus clientes, como en el caso de El Norte de Monterrey, que descuenta el 20% a los anunciantes cuando su publicidad contiene información.
Servicio a los anunciantes también: Si hoy podemos elegir el asiento en un avión muchos días antes de viajar, cómo no podríamos poner un anuncio en un lugar preciso del diario o de la revista, en el tiempo exacto de las emisiones de radio o televisión. Porqué no podemos todavía acceder sólo a los avisos clasificados que nos interesan, por línea telefónica. Si queremos alquilar un departamento en un barrio determinado, porqué tenemos que comprar toda la publicidad sobre departamentos que no queremos, motonáutica, autos usados, ropa de ocasión, abogados picapleitos, restaurantes con odaliscas ...
…periodismo bien pagado, muy bien pagado. Y que tiemblen los dueños de los medios, hasta que caigan en la cuenta de que sólo pagando bien a la gente que merece ser bien pagada, mejorarán sus prestaciones y la ética de sus informaciones, y conseguirán ganar mucho más dinero del que ahora ganan, o quizá descubran por fin que es el único modo de ganarlo honestamente. En los medios haca falta mente-factura. Trabajo de las cabezas, mentes pensantes. Falta software y sobra hardware. Las tecnologías nos permiten tantas cosas, pero más nos permite la gente que piensa, y para pensar hay que comer.
…periodismo creativo, que aprovecha tecnologías hasta sacarles todo el provecho de que son capaces. Esas tecnologías que permiten hoy más que nunca desarrollar la creatividad de los informadores. No nos engañemos: los grandes diarios norteamericanos se están muriendo por falta de creatividad y no por otra cosa. Los diarios y las revistas, y muchos programas de radio y de televisión aburren y deprimen a sus audiencias hasta el agotamiento.
Falta creatividad hasta en el mismo uso de las nuevas tecnologías. Tanto que los medios gráficos siguen y seguirán imprimiendo y transportando papel como si ése fuera su negocio. Y el negocio de los medios es la información. Hoy todos los medios son multimedios, y en poco tiempo más todos serán hipermedios. Hay que preparase para estas realidades, y esto también es caro. Las tecnologías están ya disponibles para los periodistas innovadores. Los que se animen, ganarán la carrera.
…periodismo joven, que sea capaz de organizar medios y de elaborar mensajes para la gente de su edad. dejemos ya de hablar de la juventud (nada molesta más a la gente joven que ser llamados jóvenes). Basta de contratar a viejos que escriben para chicos, como esos padres bobos que hablan a sus hijos como si ellos mismos estuvieran aprendiendo a hablar: “—mirá ese babau”.
…periodismo para mujeres y varones inteligentes ejercido por mujeres y varones inteligentes. No periodismo de segunda para mujeres hecho por hombres de tercera en los rincones de las redacciones, donde se editan suplementos para mujeres como si fueran subnormales: cocina, cosmética, modas... mientras el hombre de la casa lee lo realmente importante en el cuerpo principal del periódico.
…periodismo que comunica, porque si no comunicamos no hay modo de informar. Y los que comunican son personas, por eso los periodistas con futuro son los que comunican, por que tienen ese don natural o por que aprenden a fuerza de entusiasmo. Entusiasmo es lo que parece faltar en tantas redacciones y estudios. Entusiasmo para comunicar. El periodismo con futuro atiende siempre el teléfono, no se queda con gran parte de la información, es capaz de conseguir todo lo que necesita, abre las puertas que se cierran y se da todo en su profesión.
…periodismo sin carnet, porque los periodistas no somos policías, ni detectives, ni delincuentes. Los periodistas con futuro son más caros porque pagan —ellos o sus medios— las entradas, pagan las comidas, pagan sus trajes, pagan la decoración de su estudio de televisión, pagan su teléfono celular, pagan sus pasajes, pagan su auto... y no reciben regalos de nadie, porque los periodistas con futuro son periodistas independientes, con todas las letras de la palabra.
…periodismo sin toga, porque usan toga las profesiones que rinden sólo cuenta a Dios de sus actos: los sacerdotes, los jueces y los académicos. Los periodistas con futuro no son sacerdotes de ninguna religión que sostienen sus dichos como si fueran dogmas, o doctrinas inalterables. Ni son jueces, que sentencian al público a oírlos impávidos, o a los protagonistas de sus historias como si fueran los peores asesinos. Tampoco son investigadores científicos, que necesitan saber por obligación hasta el último detalle de un fenómeno determinado.
La verdad del periodismo del futuro es la verdad de la gente de la calle, la verdad de las audiencias, pero la verdad verdadera. Mientras que el viejo periodismo, el periodismo de precisión, el de los hechos sagrados, es el que informa lo que dice un gobernador antes de ponerse a averiguar si es verdad o no.
…periodismo respetuoso. Porque respetar a los demás está antes que opinar o informar en el periodismo del futuro. Además de compadecernos del público y de los protagonistas de las informaciones, deberemos respetarlos. Respetar su idiosincracia, sus costumbres y su idioma. Respetar sus creencias y defender su libertad. No los respetamos cuando decimos que estamos informando sacralmente sobre hechos mientras opinamos con nuestros gestos, con nuestros títulos, con nuestra risa o con nuestro llanto, con el lugar que le damos a la información, o con el silencio. El periodismo del futuro no tiene gestos, ni jadeos, ni sonrisitas cómplices, no mira de reojo, no baja la mirada jamás, porque no tiene nada que esconder.
…periodismo con pasión. Este es el más importante legado del Nuevo Periodismo. El periodismo de precisión, el de los hechos sagrados, está muerto. La precisión es para los relojes de cuarzo. Los periodistas apasionados son capaces de compadecerse de sus semejantes, de tratar de comprenderlos y de comprometerse con sus problemas, sus angustias, sus anhelos y sus alegrías. Deben querer a las personas y a las cosas. En una palabra, tienen que acercarse a la realidad con amor porque sólo se conoce realmente lo que se ama. Con un amor parecido a aquel con el que se acerca un artista, y no hay artista que mienta cuando plasma lo que siente. Los periodistas que ejercen con pasión su profesión miden la realidad con una la regla lésbica y no con un microscopio electrónico. En periodismo, la precisión es la marca de la arrogancia.
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sábado, 28 de enero de 2006
Los diarios commodity
Los lectores distinguen cada vez menos la cabecera del diario que compran. Lo resaltó una encuesta realizada a fin de 2005 en capitales del interior de la República Argentina. Ellos no piden una marca determinada, sino “el diario” y se conforman con el que el vendedor les entrega en la mayoría de los casos. Lo mismo ocurre en los bares y hasta con los ejemplares que se venden por suscripción.
Esto explica, en muchas ciudades, porqué los competidores del líder intentan parecérsele en tamaño y diseño hasta confundirse: saldrán ganando con esta comoditización, sobre todo si además se amparan en un buen acuerdo –generalmente mafioso– con el canal de distribución, para ofrecer su producto por encima del líder a quien pretenden desbancar.
Hoy como nunca –y como siempre– los diarios deben tener agenda propia en lugar de lenguaje propio. Esto es patente en el caso de los diarios argentinos. Los serios no tienen agenda propia, sino anteojo propio. Los populares usan un lenguaje llano para la misma agenda universal. No hay verdaderos diarios populares en la Argentina (Crónica publica los mismos temas que La Nación, pero llamando piratas a los británicos).
La debilidad económica de los medios es la principal responsable de esta comoditización de los diarios. Los hace depender del poder (no solo del político): de las gacetillas –siempre más baratas que cubrir un acontecimiento–, de los pools, de los voceros y de las conferencias de prensa. Hoy se redactan más notas en las gerencias de comunicaciones que en muchos diarios. El resto de la culpa es de las escuelas de comunicación y de relaciones públicas, que crearon la necesidad de esos puestos de trabajo en las fuentes y llenaron de empleados las oficinas de prensa de ministerios, compañías, instituciones, fuerzas armadas, iglesias, y hasta de las mismas empresas informativas.
Esto explica, en muchas ciudades, porqué los competidores del líder intentan parecérsele en tamaño y diseño hasta confundirse: saldrán ganando con esta comoditización, sobre todo si además se amparan en un buen acuerdo –generalmente mafioso– con el canal de distribución, para ofrecer su producto por encima del líder a quien pretenden desbancar.
Hoy como nunca –y como siempre– los diarios deben tener agenda propia en lugar de lenguaje propio. Esto es patente en el caso de los diarios argentinos. Los serios no tienen agenda propia, sino anteojo propio. Los populares usan un lenguaje llano para la misma agenda universal. No hay verdaderos diarios populares en la Argentina (Crónica publica los mismos temas que La Nación, pero llamando piratas a los británicos).
La debilidad económica de los medios es la principal responsable de esta comoditización de los diarios. Los hace depender del poder (no solo del político): de las gacetillas –siempre más baratas que cubrir un acontecimiento–, de los pools, de los voceros y de las conferencias de prensa. Hoy se redactan más notas en las gerencias de comunicaciones que en muchos diarios. El resto de la culpa es de las escuelas de comunicación y de relaciones públicas, que crearon la necesidad de esos puestos de trabajo en las fuentes y llenaron de empleados las oficinas de prensa de ministerios, compañías, instituciones, fuerzas armadas, iglesias, y hasta de las mismas empresas informativas.
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jueves, 5 de enero de 2006
Los nuevos intereses de los lectores
Tomando los números gruesos de la última década, los periódicos de todo el mundo están perdiendo circulación y lectores. Hace ya tiempo que la curva ascendente ha cambiado su ritmo, y lo que comenzó a ser un declive casi imperceptible ahora parece por momentos una caída estrepitosa. Cada día es más costoso mantener buenos niveles de circulación y muchos editores se ponen nerviosos porque, a pesar de sus esfuerzos, no consiguen revertir la tendencia. Para colmo, los anunciantes se están yendo hacia medios más específicos, y aquellos que vuelven no quieren gastar tanto como lo hacían antes en sus avisos. El sistema de producción y distribución de los periódicos diarios tradicionales, tal como los conocemos ahora, está en crisis. Las ganancias de otros años ya fueron. Los tiempos han cambiado para los editores, pero no todo es pesimismo... puede ser para mejor.
La evolución de la industria y de los negocios de la prensa ha creado siempre sus propias oportunidades para el futuro. Aun a riesgo de caer en una generalización, hay que admitir que la mayoría de los periódicos no fueron lanzados en su momento sólo para ganar dinero. Lo notable es que muchos de ellos (los que perduraron) ganaron dinero, y mucho. ¿cuál fue la fórmula de esos periódicos? Invertir gran parte de sus ganancias en aquello que era el verdadero capital de los diarios, aquello que los lectores esperaban de ellos: su calidad editorial y publicitaria.
Durante los últimos 20 años casi toda la industria editorial se preocupó más de cuestiones coyunturales y secundarias que de la esencial. Gastó mucho tiempo y muchísimo dinero en el acceso a las nuevas tecnologías, en la incorporación del color y en el rediseño de sus páginas, en los negocios multimedia que permitieran aprovechar adecuadamente la sinergia de la información, en el márqueting... También en costosos asesoramientos para encarar esos nuevos negocios y adelantos con acierto. Ocupó tiempo y energías ingentes en defenderse de fantasmas que podían atentar contra su propia libertad de información, sin darse cuenta de que el peor enemigo de la prensa libre no es el control de gobierno alguno. Desgraciadamente durante estos años los diarios descuidaron su negocio principal: aquel que los hizo independientes, grandes, confiables... y ricos: la información comprometida sólo con su público.
No es de extrañar que los periódicos de hoy en día pierdan lectores: han cortando el vínculo con ellos para establecerlo con la propia empresa, con sus dueños, sus editores y redactores. La industria se ha vuelto a la vez autista y clónica: diarios iguales, que dicen lo mismo a cada vez menos gente. Para colmo muchos tienen la pretensión arrogante de organizar la sociedad.
Los medios más abiertos pactaron con los políticos, los empresarios, la farándula artística y deportiva... y periodística, en lugar de hacerlo exclusivamente con su público. Lo que esa gente dice está convirtiéndose en el criterio más importante. Las buenas citas textuales son más importantes que los hechos. Los redactores y los editores buscan las noticias en las conferencias de prensa, los acontecimientos previstos, las reuniones de gabinete, y todas las informaciones producidas para ellos. Cubren una y otra reunión, y llenan las páginas de textos que nadie lee ni mira. Lo mismo pasa con la fotos: retratos inexpresivos, paredones de fusilamiento, fotos de edificios, de cosas, de ceremonias, protagonistas posando en sus despachos haciendo que hablan por teléfono... Los gerentes de Excel y Powerpoint están contentos porque ahorran dinero, pero hay que advertirles que se están suicidando en cómodas cuotas.
Publicar lo que la gente dice acerca de lo que pasa no tiene nada de malo en sí mismo. Pero el periodismo es mucho más que eso. Lo que la gente dice acerca de lo que pasa es tan solo un respaldo de la noticia, no es la noticia en sí. Los diarios son atractivos cuando apelan a los valores, las creencias y el estilo de vida de toda una generación. Cuando contienen a la vez información y entretenimiento. Cuando ofrecen a los lectores la información que ellos necesitan y no la que se saben ya de memoria. Cuando sus lectores pueden valorar la importancia de la información recibida. Una de sus mayores obligaciones es dar al público la información necesaria para sopesar los temas de importancia y formar sus propias ideas. Pero la primera de todas las obligaciones de todo periodista es ser leído. Y los lectores leen cuando se escribe para ellos.
Para colmo los lectores ya no tienen que hacerse con un periódico para saber qué comprar. La competencia se ha esforzado por darles esa información gratis. Ellos pueden encontrar ahora qué ver en el cine o en la televisión, en otros medios. Pueden saber qué comprar, y conocer los precios y las novedades por caminos más baratos o gratuitos. Muchos de esos lectores y anunciantes se han perdido para siempre.
Hay diarios que a pesar de las mermas de circulación, mantienen todavía un número sustancial de lectores. Los perderán si no les entregan lo que ellos buscan: algo bueno para leer. El incremento de circulación no es un método para ganar más dinero. Es al revés: el dinero viene cuando aumenta la circulación y la circulación aumenta.
Hay muchos signos que indican que los lectores están dispuestos a pagar por productos mejores. Que les encantaría volver a su antigua amistad con el diario.
El buen periodismo de todos los tiempos ha mantenido en vilo a sus lectores. El buen periodismo fue siempre provocativo, controvertido, pero sobre todo siempre defendió a sus lectores desde la primera línea de fuego contra las tiranías del consenso y las burocracias dominadoras.
Pero además de abogados, los lectores piden a gritos que sus periódicos les muestren cosas interesantes y los hagan pensar. Para eso necesitan imperiosamente saber quiénes son y que es lo que hacen todo el día. El contenido de los periódicos debe ser muy fuerte en estos días para forzar a las personas a hacerse tiempo para leerlo. Los diarios deben ofrecer contenidos que no están disponibles en cualquier otro sitio, sobre cuestiones que sean realmente interesantes para sus lectores.
Si quieren prosperar, las empresas periodísticas deberán atender más de cerca a sus públicos y jugar un papel más activo en sus propias comunidades. Han de terminar con los periodistas funcionarios y enterrar para siempre los carnets de periodista. Los nuevos periodistas saben que de su dedicación y su entusiasmo dependen en gran parte la solución de los problemas del mundo, de sus sociedades, sus países, sus ciudades y sus barrios. Deben trocar en la ecuación informativa pasividad por actividad, prescindencia por participación, precisión por compasión, aburrimiento por interés y sobrecarga por destilación.
Los nuevos intereses de los lectores son los mismos de hace 100 años: que los periódicos que compran se ocupen de ellos.
La evolución de la industria y de los negocios de la prensa ha creado siempre sus propias oportunidades para el futuro. Aun a riesgo de caer en una generalización, hay que admitir que la mayoría de los periódicos no fueron lanzados en su momento sólo para ganar dinero. Lo notable es que muchos de ellos (los que perduraron) ganaron dinero, y mucho. ¿cuál fue la fórmula de esos periódicos? Invertir gran parte de sus ganancias en aquello que era el verdadero capital de los diarios, aquello que los lectores esperaban de ellos: su calidad editorial y publicitaria.
Durante los últimos 20 años casi toda la industria editorial se preocupó más de cuestiones coyunturales y secundarias que de la esencial. Gastó mucho tiempo y muchísimo dinero en el acceso a las nuevas tecnologías, en la incorporación del color y en el rediseño de sus páginas, en los negocios multimedia que permitieran aprovechar adecuadamente la sinergia de la información, en el márqueting... También en costosos asesoramientos para encarar esos nuevos negocios y adelantos con acierto. Ocupó tiempo y energías ingentes en defenderse de fantasmas que podían atentar contra su propia libertad de información, sin darse cuenta de que el peor enemigo de la prensa libre no es el control de gobierno alguno. Desgraciadamente durante estos años los diarios descuidaron su negocio principal: aquel que los hizo independientes, grandes, confiables... y ricos: la información comprometida sólo con su público.
No es de extrañar que los periódicos de hoy en día pierdan lectores: han cortando el vínculo con ellos para establecerlo con la propia empresa, con sus dueños, sus editores y redactores. La industria se ha vuelto a la vez autista y clónica: diarios iguales, que dicen lo mismo a cada vez menos gente. Para colmo muchos tienen la pretensión arrogante de organizar la sociedad.
Los medios más abiertos pactaron con los políticos, los empresarios, la farándula artística y deportiva... y periodística, en lugar de hacerlo exclusivamente con su público. Lo que esa gente dice está convirtiéndose en el criterio más importante. Las buenas citas textuales son más importantes que los hechos. Los redactores y los editores buscan las noticias en las conferencias de prensa, los acontecimientos previstos, las reuniones de gabinete, y todas las informaciones producidas para ellos. Cubren una y otra reunión, y llenan las páginas de textos que nadie lee ni mira. Lo mismo pasa con la fotos: retratos inexpresivos, paredones de fusilamiento, fotos de edificios, de cosas, de ceremonias, protagonistas posando en sus despachos haciendo que hablan por teléfono... Los gerentes de Excel y Powerpoint están contentos porque ahorran dinero, pero hay que advertirles que se están suicidando en cómodas cuotas.
Publicar lo que la gente dice acerca de lo que pasa no tiene nada de malo en sí mismo. Pero el periodismo es mucho más que eso. Lo que la gente dice acerca de lo que pasa es tan solo un respaldo de la noticia, no es la noticia en sí. Los diarios son atractivos cuando apelan a los valores, las creencias y el estilo de vida de toda una generación. Cuando contienen a la vez información y entretenimiento. Cuando ofrecen a los lectores la información que ellos necesitan y no la que se saben ya de memoria. Cuando sus lectores pueden valorar la importancia de la información recibida. Una de sus mayores obligaciones es dar al público la información necesaria para sopesar los temas de importancia y formar sus propias ideas. Pero la primera de todas las obligaciones de todo periodista es ser leído. Y los lectores leen cuando se escribe para ellos.
Para colmo los lectores ya no tienen que hacerse con un periódico para saber qué comprar. La competencia se ha esforzado por darles esa información gratis. Ellos pueden encontrar ahora qué ver en el cine o en la televisión, en otros medios. Pueden saber qué comprar, y conocer los precios y las novedades por caminos más baratos o gratuitos. Muchos de esos lectores y anunciantes se han perdido para siempre.
Hay diarios que a pesar de las mermas de circulación, mantienen todavía un número sustancial de lectores. Los perderán si no les entregan lo que ellos buscan: algo bueno para leer. El incremento de circulación no es un método para ganar más dinero. Es al revés: el dinero viene cuando aumenta la circulación y la circulación aumenta.
Hay muchos signos que indican que los lectores están dispuestos a pagar por productos mejores. Que les encantaría volver a su antigua amistad con el diario.
El buen periodismo de todos los tiempos ha mantenido en vilo a sus lectores. El buen periodismo fue siempre provocativo, controvertido, pero sobre todo siempre defendió a sus lectores desde la primera línea de fuego contra las tiranías del consenso y las burocracias dominadoras.
Pero además de abogados, los lectores piden a gritos que sus periódicos les muestren cosas interesantes y los hagan pensar. Para eso necesitan imperiosamente saber quiénes son y que es lo que hacen todo el día. El contenido de los periódicos debe ser muy fuerte en estos días para forzar a las personas a hacerse tiempo para leerlo. Los diarios deben ofrecer contenidos que no están disponibles en cualquier otro sitio, sobre cuestiones que sean realmente interesantes para sus lectores.
Si quieren prosperar, las empresas periodísticas deberán atender más de cerca a sus públicos y jugar un papel más activo en sus propias comunidades. Han de terminar con los periodistas funcionarios y enterrar para siempre los carnets de periodista. Los nuevos periodistas saben que de su dedicación y su entusiasmo dependen en gran parte la solución de los problemas del mundo, de sus sociedades, sus países, sus ciudades y sus barrios. Deben trocar en la ecuación informativa pasividad por actividad, prescindencia por participación, precisión por compasión, aburrimiento por interés y sobrecarga por destilación.
Los nuevos intereses de los lectores son los mismos de hace 100 años: que los periódicos que compran se ocupen de ellos.
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domingo, 4 de diciembre de 2005
La información quiere ser gratis
Uno de los años en que dicté clases en el Máster en Periodismo para Editores en Brasil viajé desde Posadas. Dejé mi auto en Iguazú y crucé a Foz desde donde tomé el avión a San Pablo. Volví sobre mis pasos una semana después. Viajaba cargado con miles de diapositivas que usaba entonces para mis presentaciones; al ver tanta cantidad de algo, en la aduana argentina me advirtieron que no podía entrar esa mercadería. Cuando me preguntaron el valor les señalé que para mí debían costar miles de dólares: significaban muchos años de trabajo. Cuando empezaron a mirarlas al trasluz de una bombita sucia sospecharon de un contrabando no tradicional... Me acordé de una columna de Nicholas Negroponte en Wired: También al declarar en una aduana su computadora portátil le preguntaron el precio: dos millones de dólares, contestó.
Ni mis diapositivas, ni el contenido de la computadora de Negroponte valen nada. Nada vale la información leída de ojito en el subte, y no nos molesta que lo hagan porque la información no se inutiliza cuando se usa. No vale nada la información emitida para una persona o para mil millones. Lo que vale es la audiencia, la circulación, la penetración de un medio. Es el negocio de los gratuitos, pero también era y sigue siendo el de los periódicos pagos.
Muchos puestos de venta de diarios y revistas tienen grandes carteles que prohíben tocar la mercadería; algunos las envuelven en celofán para que a nadie se le ocurra hojearlas. A todos los editores de prensa gráfica nos sorprende que el público compre nuestras publicaciones antes de leerlas, como si se compraran los trajes sin probarlos. Es que la gente no paga por la calidad de la información, pero sí paga por la calidad de la fuente, generalmente predecible; es decir que compramos lo que ya sabemos que nos van a decir y dejamos de comprar cuando sabemos que no nos gusta lo que nos van a decir ¡Y lo hacemos con uno o dos años de anticipación con revistas como The Economist!
Lo había dicho en 1987 Stewart Brand: "Information want´s to be free", en el fantástico libro sobre el Laboratorio de Medios de MIT (The Media Lab: Inventing the Future at MIT) que fue traducido en la Argentina por Horacio Reggini en 1988. Bastaba, para probarlo, un rollo de fotos dejado para revelar y perdido o velado en la tienda: nos devuelven un rollo virgen. Vale lo mismo un periódico con mentiras que uno con verdades; lo mismo cuesta una comunicación telefónica para decir trivialidades que la que se emplea para dar un mensaje que cambia la historia del mundo.
El futuro de la prensa gráfica no pasa por el soporte. No sucumbirá ante la defensa de los miles de árboles que se talan para imprimirlos (se plantaron para eso). No hay que buscarlo en internet, como no fue la radio ni la televisión. Pero debe adaptarse a esta realidad: pagar por el papel impreso va siendo un poco loco, sobre todo cuando lo que trae el papel impreso es lo mismo que ya se sabe por otros medios, generalmente el propio sitio web.
Ni mis diapositivas, ni el contenido de la computadora de Negroponte valen nada. Nada vale la información leída de ojito en el subte, y no nos molesta que lo hagan porque la información no se inutiliza cuando se usa. No vale nada la información emitida para una persona o para mil millones. Lo que vale es la audiencia, la circulación, la penetración de un medio. Es el negocio de los gratuitos, pero también era y sigue siendo el de los periódicos pagos.
Muchos puestos de venta de diarios y revistas tienen grandes carteles que prohíben tocar la mercadería; algunos las envuelven en celofán para que a nadie se le ocurra hojearlas. A todos los editores de prensa gráfica nos sorprende que el público compre nuestras publicaciones antes de leerlas, como si se compraran los trajes sin probarlos. Es que la gente no paga por la calidad de la información, pero sí paga por la calidad de la fuente, generalmente predecible; es decir que compramos lo que ya sabemos que nos van a decir y dejamos de comprar cuando sabemos que no nos gusta lo que nos van a decir ¡Y lo hacemos con uno o dos años de anticipación con revistas como The Economist!
Lo había dicho en 1987 Stewart Brand: "Information want´s to be free", en el fantástico libro sobre el Laboratorio de Medios de MIT (The Media Lab: Inventing the Future at MIT) que fue traducido en la Argentina por Horacio Reggini en 1988. Bastaba, para probarlo, un rollo de fotos dejado para revelar y perdido o velado en la tienda: nos devuelven un rollo virgen. Vale lo mismo un periódico con mentiras que uno con verdades; lo mismo cuesta una comunicación telefónica para decir trivialidades que la que se emplea para dar un mensaje que cambia la historia del mundo.
El futuro de la prensa gráfica no pasa por el soporte. No sucumbirá ante la defensa de los miles de árboles que se talan para imprimirlos (se plantaron para eso). No hay que buscarlo en internet, como no fue la radio ni la televisión. Pero debe adaptarse a esta realidad: pagar por el papel impreso va siendo un poco loco, sobre todo cuando lo que trae el papel impreso es lo mismo que ya se sabe por otros medios, generalmente el propio sitio web.
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domingo, 27 de noviembre de 2005
Quién es un periodista
Es un curioso impenitente que maneja el idioma con destreza. Es capaz de descubrir noticias donde los demás ven normalidad, pero además lo sabe contar con veracidad y pasión. Los periodistas relatan historias reales protagonizadas por personas de carne y hueso. En prensa gráficas esas historias se relatan con textos, fotos y dibujos, por eso los periodistas –sean fotógrafos, dibujantes o redactores– deben saber contar historias con fotos, dibujos o textos. Todos deben saber escribir ya que no hay otro modo de fijar el sentido de las fotos y los dibujos, pero los redactores deben escribir con maestría.
Un buen periodista no es aquel que domina unas técnicas o destrezas más o menos mecánicas, sino quien sabe mirar, escuchar, pensar y además es capaz de expresar aquello que ha mirado, escuchado y pensado.
Como nadie da lo que no tiene, periodista es aquel que tiene un conocimiento profundo de qué es el hombre y del mundo que lo rodea. No se trata de una mera cultura superficial, como se ha dicho a veces: es verdadera cultura, no es erudición pero es suficiente como para satisfacer a los eruditos en cada tema que se cubra.
Además deben tener intuición, gran determinación y cualidades investigativas acerca de los temas que les interesan y también sobre los que saben poco.
Para tener éxito en periodismo hay que tener sentido del humor, perseverancia y confianza en sí mismo, actitud positiva y una mentalidad ganadora.
El periodista es un profesional que identifica fuentes, extrae información, procesa contenidos y los publica. Destina una buena parte de sus energías a interactuar con sus lectores. La principal frustración de un periodista es que el público no lea su historia.
No hay periodismo sin pasión: esta profesión consiste también en apasionarse con las fuentes, con los protagonistas de las historias y con los lectores.
Un buen periodista no es aquel que domina unas técnicas o destrezas más o menos mecánicas, sino quien sabe mirar, escuchar, pensar y además es capaz de expresar aquello que ha mirado, escuchado y pensado.
Como nadie da lo que no tiene, periodista es aquel que tiene un conocimiento profundo de qué es el hombre y del mundo que lo rodea. No se trata de una mera cultura superficial, como se ha dicho a veces: es verdadera cultura, no es erudición pero es suficiente como para satisfacer a los eruditos en cada tema que se cubra.
Además deben tener intuición, gran determinación y cualidades investigativas acerca de los temas que les interesan y también sobre los que saben poco.
Para tener éxito en periodismo hay que tener sentido del humor, perseverancia y confianza en sí mismo, actitud positiva y una mentalidad ganadora.
El periodista es un profesional que identifica fuentes, extrae información, procesa contenidos y los publica. Destina una buena parte de sus energías a interactuar con sus lectores. La principal frustración de un periodista es que el público no lea su historia.
No hay periodismo sin pasión: esta profesión consiste también en apasionarse con las fuentes, con los protagonistas de las historias y con los lectores.
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Los fotógrafos son periodistas, los dibujantes también
Parece obvio y sin embargo nos cuesta entenderlo así. Los editores y los redactores suelen considerar a los fotógrafos como sus auxiliares. Muchas veces los mismos fotógrafos también se lo creen. Es la tiranía de los escribas que todavía domina en las redacciones, aunque esté súpercomprobado que la mayoría de los lectores solo mira las fotos y lee los títulos (solo algunos pocos héroes llegan al final de un artículo). En muchas redacciones todavía se contraponen los términos periodista y fotógrafo: "¿Con qué periodista cubriste esa nota?" le pregunta el editor al fotógrafo.
Lo mismo pasa con los dibujantes, que algunos insisten en llamar infógrafos o infografistas...
Hay que sacarlos ya de sus cuevas y darles un lugar entre el resto de los periodistas. Las cuevas fueron imposición del proceso de revelado en la época de las películas. Esa misma segregación los relegó mucho tiempo a la condición de auxiliares de los redactores. Es cierto también que los fotógrafos y dibujantes deberán aprender a escribir textos que por lo menos se entiendan y a trabajar con tiempos y ritmos de periodista.
Lo mismo pasa con los dibujantes, que algunos insisten en llamar infógrafos o infografistas...
Hay que sacarlos ya de sus cuevas y darles un lugar entre el resto de los periodistas. Las cuevas fueron imposición del proceso de revelado en la época de las películas. Esa misma segregación los relegó mucho tiempo a la condición de auxiliares de los redactores. Es cierto también que los fotógrafos y dibujantes deberán aprender a escribir textos que por lo menos se entiendan y a trabajar con tiempos y ritmos de periodista.
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lunes, 21 de noviembre de 2005
Los diarios son de papel
Me preguntaban unos estudiantes sobre sitios de internet de los diarios. Insistían en sus preguntas sobre conceptos como diario de papel y periodismo digital... como si los que hacemos diarios usáramos todavía la máquina de escribir, o pudiera haber un diario que no sea de papel. Pero no están equivicados los estudiantes. Es la industria de la prensa la que se ha confundido en los últimos 30 años.
Tendrían que haber leído más a San Marshall y menos al Divino Umberto.
Cuando apareció la fotografía todo el mundo pronosticó la muerte inminente de la pintura. El vapor sentenció a la navegación a vela. Hoy hay más negocios con la pintura y más barcos de vela que nunca. Es cierto que esos negocios (la fabricación de velas y la compraventa de obras de arte, cambió de dueños, porque los empresarios les creyeron a los agoreros).
Los primeros automóviles eran coches de caballos sin caballos y todavía en gran parte del mundo los llaman como cuando tenían caballos. Los primeros barcos de vapor tenían mástiles, vergas y juanetes y todavía llamamos astilleros a las fábricas de barcos. El primer cine es teatral. La primera foto es pictórica. Y las primeras webs se parecen a los periódicos.
Es que al principio, la nueva tecnología no tiene un lenguaje propio y toma prestado el lenguaje del anterior. Pero hay una consecuencia más interesante todavía: los que inventaron los primeros automóviles no fueron los fabricantes de carros, que cuando vieron ese engendro decidieron competir con más caballos, y quebraron. Hoy hay más velas que cuando solo se navegaba a vela pero los fabricantes de velas y barcos deportivos no son los mismos que los que construían balandras y bergantines. En cambio, el principal fabricante de encendedores descartables de la Argentina es la compañía General de Fósforos Sudamericana: uno que se dio cuenta a tiempo que su negocio no era fabricar fósforos sino dar fuego.
¿Quiénes irán a ser los nuevos dueños de los periódicos? Ya se está vislumbrando que no serán los mismos que los tenían hasta hace poco o que todavía languidecen con diarios aburridos, sin agenda propia, y con un boquete en el tanque por el que pierden todo su contenido.
Internet es otro medio, distinto y diferente de los demás. Los sitios de los periódicos no son ni deben ser el diario en internet. Será parecido en la medida en que se refleje la misma conducción o propiedad y las sinergias propias de la industria de contenidos a la que el diario, la radio y el sitio web pertenecen. Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por internet.
Si es otro medio, será necesario estudiar las características de un sitio web y de sus usuarios para planear sus contenidos y no seguir pensando en captar a lectores de diarios. Cuáles son sus hábitos, cómo buscan y encuentran la información que les interesa. Adelanto la metáfora de los pescadores: los cibernautas usan arpón, mientras que los lectores de diario pescan con anzuelo. En internet se sabe lo que se busca, en los diarios se pesca lo que salga. Internet es submarino, el diario es de superficie. Ya decía Negroponte en Being Digital que los medios son diferentes corporizaciones del mismo mensaje.
Lógicamente hay sinergias, como en otros medios. Habrá que buscar qué le aporta el diario de papel al sitio web y qué no le debe aportar. No deberían ser las noticias el fuerte del sitio web, ya que el cibernauta las conoce; sabe que hubo una catástrofe en Nueva Orleáns y se sumerge a visitar los sitios que informan de otras catástrofes similares, sitios de huracanes, listas de muertos (o el sitio de Al Qaeda, a ver si reivindica el cataclismo)
A los avisos clasificados hay que encararlos estratégicamente. Parece que, el día en que la mayoría de la gente tenga acceso a internet desde la casa, los diarios van a perder gran parte de sus avisos por palabras. Pero no está tan claro. De hecho, algunos sitios de clasificados tuvieron que salir en papel para vender sus avisos. Un concepto elemental en este tipo de información es el de las transacciones inmediatas. El que encuentra un producto en internet debe tener la posibilidad de comprarlo YA, o, por lo menos de señarlo y reservarlo.
Los BLOGS
Probablemente el primer despegue de internet sea el web-log o sencillamente blog. Blog es un sitio interactivo, como este, en el que se agregan (se postean) datos e información. Generalmente son boletines personales abiertos a la opiniones del público. Cuando los dirigen periodistas buenos, hacen estragos y tienen mucho éxito directamente proporcionado a la calidad y la libertad de la información que publican. En la industria de los medios se descubrió hace tiempo que la información quiere ser gratis, libre e independiente y que siempre tenderá hacia allí. Cuando los diarios –jaqueada su industria por el poder político o económico– no lo consiguen, estas condiciones se cuelan por otros lados. Los sitios web casi no cuestan dinero y no se los puede censurar ni extorsionar con la publicidad. Recomiendo ver el blog el de un periodista brasileño, Ricardo Noblat, que está ganando plata y fama (http://noblat.ultimosegundo.ig.com.br), o el sitio PeriodistaDigital.com, de un antiguo Editor General de El País de Madrid.
No hay que simplificar: En el caso del diario el papel es esencial como soporte de su “industria de contenidos”. No es internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba. El futuro de los diarios se está gestando más por el lado de los gratuitos o de los populares y radica en la distribución y en el cambio radical del sistema actual de ventas.
Tendrían que haber leído más a San Marshall y menos al Divino Umberto.
Cuando apareció la fotografía todo el mundo pronosticó la muerte inminente de la pintura. El vapor sentenció a la navegación a vela. Hoy hay más negocios con la pintura y más barcos de vela que nunca. Es cierto que esos negocios (la fabricación de velas y la compraventa de obras de arte, cambió de dueños, porque los empresarios les creyeron a los agoreros).
Los primeros automóviles eran coches de caballos sin caballos y todavía en gran parte del mundo los llaman como cuando tenían caballos. Los primeros barcos de vapor tenían mástiles, vergas y juanetes y todavía llamamos astilleros a las fábricas de barcos. El primer cine es teatral. La primera foto es pictórica. Y las primeras webs se parecen a los periódicos.
Es que al principio, la nueva tecnología no tiene un lenguaje propio y toma prestado el lenguaje del anterior. Pero hay una consecuencia más interesante todavía: los que inventaron los primeros automóviles no fueron los fabricantes de carros, que cuando vieron ese engendro decidieron competir con más caballos, y quebraron. Hoy hay más velas que cuando solo se navegaba a vela pero los fabricantes de velas y barcos deportivos no son los mismos que los que construían balandras y bergantines. En cambio, el principal fabricante de encendedores descartables de la Argentina es la compañía General de Fósforos Sudamericana: uno que se dio cuenta a tiempo que su negocio no era fabricar fósforos sino dar fuego.
¿Quiénes irán a ser los nuevos dueños de los periódicos? Ya se está vislumbrando que no serán los mismos que los tenían hasta hace poco o que todavía languidecen con diarios aburridos, sin agenda propia, y con un boquete en el tanque por el que pierden todo su contenido.
Internet es otro medio, distinto y diferente de los demás. Los sitios de los periódicos no son ni deben ser el diario en internet. Será parecido en la medida en que se refleje la misma conducción o propiedad y las sinergias propias de la industria de contenidos a la que el diario, la radio y el sitio web pertenecen. Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por internet.
Si es otro medio, será necesario estudiar las características de un sitio web y de sus usuarios para planear sus contenidos y no seguir pensando en captar a lectores de diarios. Cuáles son sus hábitos, cómo buscan y encuentran la información que les interesa. Adelanto la metáfora de los pescadores: los cibernautas usan arpón, mientras que los lectores de diario pescan con anzuelo. En internet se sabe lo que se busca, en los diarios se pesca lo que salga. Internet es submarino, el diario es de superficie. Ya decía Negroponte en Being Digital que los medios son diferentes corporizaciones del mismo mensaje.
Lógicamente hay sinergias, como en otros medios. Habrá que buscar qué le aporta el diario de papel al sitio web y qué no le debe aportar. No deberían ser las noticias el fuerte del sitio web, ya que el cibernauta las conoce; sabe que hubo una catástrofe en Nueva Orleáns y se sumerge a visitar los sitios que informan de otras catástrofes similares, sitios de huracanes, listas de muertos (o el sitio de Al Qaeda, a ver si reivindica el cataclismo)
A los avisos clasificados hay que encararlos estratégicamente. Parece que, el día en que la mayoría de la gente tenga acceso a internet desde la casa, los diarios van a perder gran parte de sus avisos por palabras. Pero no está tan claro. De hecho, algunos sitios de clasificados tuvieron que salir en papel para vender sus avisos. Un concepto elemental en este tipo de información es el de las transacciones inmediatas. El que encuentra un producto en internet debe tener la posibilidad de comprarlo YA, o, por lo menos de señarlo y reservarlo.
Los BLOGS
Probablemente el primer despegue de internet sea el web-log o sencillamente blog. Blog es un sitio interactivo, como este, en el que se agregan (se postean) datos e información. Generalmente son boletines personales abiertos a la opiniones del público. Cuando los dirigen periodistas buenos, hacen estragos y tienen mucho éxito directamente proporcionado a la calidad y la libertad de la información que publican. En la industria de los medios se descubrió hace tiempo que la información quiere ser gratis, libre e independiente y que siempre tenderá hacia allí. Cuando los diarios –jaqueada su industria por el poder político o económico– no lo consiguen, estas condiciones se cuelan por otros lados. Los sitios web casi no cuestan dinero y no se los puede censurar ni extorsionar con la publicidad. Recomiendo ver el blog el de un periodista brasileño, Ricardo Noblat, que está ganando plata y fama (http://noblat.ultimosegundo.ig.com.br), o el sitio PeriodistaDigital.com, de un antiguo Editor General de El País de Madrid.
No hay que simplificar: En el caso del diario el papel es esencial como soporte de su “industria de contenidos”. No es internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba. El futuro de los diarios se está gestando más por el lado de los gratuitos o de los populares y radica en la distribución y en el cambio radical del sistema actual de ventas.
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Umberto Eco
domingo, 20 de noviembre de 2005
Cuestionario sobre los sitios web de los diarios
Respuestas a las preguntas de estudiantes de la carrera de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires.
1-Usted en un blog personal afirma: “Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por Internet” ¿Cuál es la diferencia entre una redacción digital y la del diario en papel? ¿Cuáles evalúa que son las rutinas periodísticas específicas de un periodista digital?
¿Porqué redacción digital? ¿Conocen algún diario que no sea de papel? ¿Qué es un periodista digital?
2-“Los cibernautas pescan con arpón” es la metáfora que usted utiliza. En ese marco: ¿Cómo definiría y caracterizaría a los usuarios de Territorio Digital? ¿Cuantitativamente cuales son las últimas cifras de suscriptores y visitas al site? ¿Cómo se comparan con la perfomance de El Terriotorio?
Territorio Digital todavía es trabajo de pala. Los que trabaja ahí lo único que hacen es volcar los contenidos del diario en un sitio de internet. Lo que hacen es abrir un boquete en el tanque que el diario llena con mucho trabajo y dinero todos los días.
3-¿Cuales son los recursos en común entre el Territorio y Territoriodigital? ¿Actualmente la publicación digital es un modelo de negocios rentable o necesita el soporte económico del grupo?
No conozco ningún sitio web de diarios que sea rentable. Al revés, son causa de pérdidas de mucho material caro y trabajoso de conseguir, como lo digo en la respuesta anterior. Porqué no le preguntan a la señora Rowlings si pondría las 600 páginas del último libro de Harry Potter en internet.
4-Respecto a la independencia periodística: ¿A pesar de pertenecer a un mismo grupo puede existir diferencias en cuanto al grado de independencia entre diario tradicional y el sitio web?
Si. Y repregunto: ¿el sitio web es el diario moderno?
5-El eslogan del sitio es “Pionero en Internet – Primero en Misiones” ¿Cómo traducen esta misión al tratamiento informativo diario y características del sitio?
Como se les ocurra. Ser pioneros es una realidad que no tiene porqué traducirse de ningún modo ni a ningún idioma.
6-¿Existe algún criterio de noticiablilidad específico para el site? ¿Qué secciones enfatiza la publicación como estrategia hacía sus públicos?
No creo que tenga ninguna estrategia. Si la tuviera, sería la de ofrecer lo que buscan los que pescan con arpón, pero primero debería saber qué quieren.
7-¿Cómo resuelve Territoriodigital la tensión entre informaciones locales y globales? Esto teniendo en cuenta que Internet es ámbito privilegiado de ambas expresiones
La mayoría de los lectores de Territorio Digital son misioneros que viven afuera de Misiones. Supongo que eso es lo que intentamos darles: información local para los que no está acá, pero igual todavía no es más de lo que salió o saldrá también publicado en el diario
8-Respecto a los criterios editoriales del site: ¿Qué diferencia ubica con la concepción tradicional de este género? ¿Cómo debería editorializar un sitio web de noticias? ¿Cómo intentan desde ese aspecto posicionarse respecto a la política del Gobierno Provincial y Nacional? ¿Cómo evalúan la marcha de la economía Regional y Nacional?
No creo que le interese mucho a los lectores de un sitio web todo lo que plantea la pregunta. Sigue entendiendo a los sites como extensiones electrónicas del diario. Yo no creo que sean eso: son un medio diferente y distinto, tan distinto como la radio o la tv respecto del mismo diario.
9-¿Puede relatarnos si la participación de los usuarios en Territoriodigital a redundado en algún cambio de contenidos o rediseño del sitio en algún punto de su vida?
No. Pero podría ser, por ejemplo alguien que se enteró de la muerte de una ex-novia.
10-¿Cuáles son las estrategias de Territoriodigital para los próximos años y qué metas buscan concretar?
Convertirse en un portal y dejar de ser una extensión electrónica de El Territorio y un boquete por donde se escapan los contenidos del diario. Los demás datos relativos a la estrategia son, lógicamente, secretos.
11-Usted afirma: “No es Internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba.” ¿Cuáles son los cambios que El Territorio ha realizado como resultado de la existencia de Territoriodigital?
Ninguno. No veo la relación entre lo que yo afirmo y lo que ustedes preguntan.
12- Usted escribió para el site sudtipos que el diseño de la información responde a tres postulados:
1. El diseño tiene valor informativo
2. El diseño, como la información, debe servir al lector, facilitando la lectura del diario
3. El diseño debe facilitar la confección del diario
Si tuviera que pensar en el diseño de Territoriodigital ¿Cómo podrían ordenarse de acuerdo a su importancia estos principios? ¿Se le ocurre alguno adicional y específico del diseño informativo para la web?
Creo que se aplican igual que a un diario, tal como está en la pregunta. Me cansa bastante el diseño orientado al diseño mismo. Suelo llamarlo onanismo visual.
1-Usted en un blog personal afirma: “Como la radio no debería ser el diario por radio, el sitio web no debe ser el diario por Internet” ¿Cuál es la diferencia entre una redacción digital y la del diario en papel? ¿Cuáles evalúa que son las rutinas periodísticas específicas de un periodista digital?
¿Porqué redacción digital? ¿Conocen algún diario que no sea de papel? ¿Qué es un periodista digital?
2-“Los cibernautas pescan con arpón” es la metáfora que usted utiliza. En ese marco: ¿Cómo definiría y caracterizaría a los usuarios de Territorio Digital? ¿Cuantitativamente cuales son las últimas cifras de suscriptores y visitas al site? ¿Cómo se comparan con la perfomance de El Terriotorio?
Territorio Digital todavía es trabajo de pala. Los que trabaja ahí lo único que hacen es volcar los contenidos del diario en un sitio de internet. Lo que hacen es abrir un boquete en el tanque que el diario llena con mucho trabajo y dinero todos los días.
3-¿Cuales son los recursos en común entre el Territorio y Territoriodigital? ¿Actualmente la publicación digital es un modelo de negocios rentable o necesita el soporte económico del grupo?
No conozco ningún sitio web de diarios que sea rentable. Al revés, son causa de pérdidas de mucho material caro y trabajoso de conseguir, como lo digo en la respuesta anterior. Porqué no le preguntan a la señora Rowlings si pondría las 600 páginas del último libro de Harry Potter en internet.
4-Respecto a la independencia periodística: ¿A pesar de pertenecer a un mismo grupo puede existir diferencias en cuanto al grado de independencia entre diario tradicional y el sitio web?
Si. Y repregunto: ¿el sitio web es el diario moderno?
5-El eslogan del sitio es “Pionero en Internet – Primero en Misiones” ¿Cómo traducen esta misión al tratamiento informativo diario y características del sitio?
Como se les ocurra. Ser pioneros es una realidad que no tiene porqué traducirse de ningún modo ni a ningún idioma.
6-¿Existe algún criterio de noticiablilidad específico para el site? ¿Qué secciones enfatiza la publicación como estrategia hacía sus públicos?
No creo que tenga ninguna estrategia. Si la tuviera, sería la de ofrecer lo que buscan los que pescan con arpón, pero primero debería saber qué quieren.
7-¿Cómo resuelve Territoriodigital la tensión entre informaciones locales y globales? Esto teniendo en cuenta que Internet es ámbito privilegiado de ambas expresiones
La mayoría de los lectores de Territorio Digital son misioneros que viven afuera de Misiones. Supongo que eso es lo que intentamos darles: información local para los que no está acá, pero igual todavía no es más de lo que salió o saldrá también publicado en el diario
8-Respecto a los criterios editoriales del site: ¿Qué diferencia ubica con la concepción tradicional de este género? ¿Cómo debería editorializar un sitio web de noticias? ¿Cómo intentan desde ese aspecto posicionarse respecto a la política del Gobierno Provincial y Nacional? ¿Cómo evalúan la marcha de la economía Regional y Nacional?
No creo que le interese mucho a los lectores de un sitio web todo lo que plantea la pregunta. Sigue entendiendo a los sites como extensiones electrónicas del diario. Yo no creo que sean eso: son un medio diferente y distinto, tan distinto como la radio o la tv respecto del mismo diario.
9-¿Puede relatarnos si la participación de los usuarios en Territoriodigital a redundado en algún cambio de contenidos o rediseño del sitio en algún punto de su vida?
No. Pero podría ser, por ejemplo alguien que se enteró de la muerte de una ex-novia.
10-¿Cuáles son las estrategias de Territoriodigital para los próximos años y qué metas buscan concretar?
Convertirse en un portal y dejar de ser una extensión electrónica de El Territorio y un boquete por donde se escapan los contenidos del diario. Los demás datos relativos a la estrategia son, lógicamente, secretos.
11-Usted afirma: “No es Internet el futuro de los diarios ni va a ser su tumba.” ¿Cuáles son los cambios que El Territorio ha realizado como resultado de la existencia de Territoriodigital?
Ninguno. No veo la relación entre lo que yo afirmo y lo que ustedes preguntan.
12- Usted escribió para el site sudtipos que el diseño de la información responde a tres postulados:
1. El diseño tiene valor informativo
2. El diseño, como la información, debe servir al lector, facilitando la lectura del diario
3. El diseño debe facilitar la confección del diario
Si tuviera que pensar en el diseño de Territoriodigital ¿Cómo podrían ordenarse de acuerdo a su importancia estos principios? ¿Se le ocurre alguno adicional y específico del diseño informativo para la web?
Creo que se aplican igual que a un diario, tal como está en la pregunta. Me cansa bastante el diseño orientado al diseño mismo. Suelo llamarlo onanismo visual.
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