Acaba de terminar la 62ª Asamblea General de ADEPA, que esta vez tuvo lugar en Posadas. Solo asistí a la cena de clausura en la que se distinguió a Guillermo Ignacio por sus 60 años ininterrumpidos en la entidad. Y Javier Milei acaba de pronunciar su primer discurso en las Naciones Unidas, poco después de que diera su último Joe Biden. Las dos reuniones me disparan estas ideas que voy a tratar de poner por escrito. Aclaro que no pretendo maltratar a nadie: es solo un escenario que trataré de describir tal como lo veo, junto con mi opinión, bastante conocida, sobre esa situación.
Aclaro que soy accionista de una empresa (una entidad periodística) que tiene un diario hace 100 años en la Argentina, fundador de Asociación De Entidades Periodísticas Argentinas. He integrado su comisión directiva y asisto a las reuniones de ADEPA hace muchos años, aunque cada vez menos. Hace quince años, por expresar mi pensamiento en este mismo blog, quisieron expulsarme de la asociación cuyo fin esencial es la defensa de la libertad de expresión.
La primera conclusión, a la vista de las dos reuniones, es que ni la ONU ni ADEPA sirven para nada. Esto debiera ser positivo para ADEPA porque pueden decir que se parecen nada menos que a la ONU.
El problema que vuelvo a remarcar es el de los asociacioneros o el asociativismo, esa especie de activismo asociativo que sigue vivo en ADEPA, pero que es endémico en casi todas las asociaciones que reúnen a un sector de cualquier industria. Con otras palabras decía en ese post que no es una fortaleza estar mucho tiempo en ADEPA ni en ninguna asociación, porque es tiempo que se roba a la propia empresa y porque es bueno que la gente cambie, que se renueve, que vuelva a la trinchera y no se aparte de la realidad del día a día del periodismo, conocimiento que es esencial cuando se ocupa una silla en la asociación durante una temporada que siempre debe ser finita.
Al final, ADEPA es funcional a los de siempre: un grupo de lobistas manejados por el Grupo Clarín, con un esquema de elección, copiado de la SIP, que sirve para que sigan siempre los mismos. Y para colmo se homenajean profusamente entre ellos cada vez que pueden al calor de los aplausos del resto. Tienen tiempo porque su vida es la asociación, mientras otros estamos al pie de cañón, tratando de resolver nuestros problemas y nuestras urgencias, que a ADEPA le importan un comino.
Dije que no sirven para nada ni la ONU ni ADEPA. Milei lo denunció hoy en Nueva York cuando dijo que la ONU no consigue ninguno de sus fines. Pero en este párrafo me rectifico, o rebajo la denuncia: ADEPA sirve para reunirse y eso es suficiente porque verse las caras las personas que estamos en la misma industria tiene ya un valor importante. La ONU, en cambio, no sirve ni para eso.
1 comentario:
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